El Gobierno central proclama que nuestro sistema de salud es el más progresivo y de mayor garantía de cobertura en Latinoamérica, pero lo que se percibe es un sistema de salud inviable, con un subfinanciamento crónico del sector donde las cuentas de servicios no financiados, no han sido pagadas o remitidas a los entes territoriales generando carteras monstruosas, tanto en la red pública y privada en estos prestadores.
¿De qué sirve la búsqueda de producción de medicamentos y otras tecnologías en salud, de cara a garantizar la seguridad sanitaria del país ante futuras emergencias sanitarias, si hoy con la debacle presentada por la intervención a las EPS con más afiliados donde la
desatención a enfermos con patologías crónicas, huérfanas, oncológicas entre muchas otras los está volviendo pacientes
terminales; dónde está el compromiso y la responsabilidad del Gobierno en garantizar este derecho?
El sistema de salud colombiano opera bajo un modelo de aseguramiento con dos regímenes principales: el contributivo y el subsidiado. Las EPS (Entidades Promotoras de Salud) son las responsables de la afiliación de los usuarios y la prestación de
servicios de salud a través del Plan Obligatorio de Salud (POS), mientras que las IPS (Instituciones Prestadoras de Salud) brindan
los servicios médicos. Sin embargo, este sistema enfrenta una crisis alarmante.
El valor anual de la Unidad de Pago por Capitación del Régimen Contributivo (UPC-C) para el año 2024 fue de $1,444,086, para el Régimen Subsidiado fue de $1.256. 076 el valor de la (UPC –S).
Las propuestas para mejorar el sistema de salud en Colombia incluyen fortalecer la atención primaria, mejorar la coordinación entre niveles de atención, aumentar la inversión en prevención y control de enfermedades, revisar el modelo de financiamiento y garantizar equidad en el acceso a servicios de salud, para que este derecho se cumpla, corresponde al Estado organizar, dirigir y
reglamentar la prestación de servicios de salud conforme a los principios de eficiencia, universalidad y solidaridad. En los últimos
años, hemos presenciado la liquidación de al menos 20 EPS.
El proyecto, “Hacia un sistema de salud garantista, universal, eficiente y solidario que privilegie la vida”, parece ser un saludo a la bandera de este Gobierno; La cacareada reforma implementaría un enfoque territorial y diferencial, estableciendo redes integradas de servicios que asegurarían la cobertura de atención primaria en todo el país.
Los famosos Centros de Atención Primaria en Salud (Caps) y los Equipos de Salud Territorial están, brindando atención cercana a las comunidades, reduciendo inequidades y respondiendo eficazmente a las necesidades locales. ¿Esto está mejorando la salud de los colombianos? ¿la estrategia está dando resultados?
El pueblo está más enfermo, los síntomas de la crisis son evidentes: Ineficiencia en la atención médica, con largas esperas
para asignación de citas y cirugías. Aumento de las tutelas relacionadas con el derecho a la salud. Déficit de profesionales en áreas
críticas. Insatisfacción de los usuarios debido a la baja calidad del servicio.
Muchos no han medido el desastre que se puede avecinar; Las consecuencias de esta crisis son preocupantes, ya que podrían desencadenar una crisis social sin precedentes, con un impacto negativo en la salud de la población, podemos estar frente a un aumento de la mortalidad por enfermedades prevenibles; el aumento de la desigualdad, pues las personas de bajos recursos son las más afectadas; y la desconfianza en el sistema de salud.
El sistema de salud colombiano enfrenta un momento crucial y requiere un debate nacional urgente, pero con seriedad, esto no es de color político ni de caprichos ni una puja de poder, un llamado urgente al Gobierno por la salud de los colombianos, el congreso
tiene una responsabilidad, deben encontrar soluciones sostenibles que garanticen el acceso a la salud de calidad para todos los colombianos; Gobierno y Congreso juntos, es necesario priorizar el gasto público y garantizar los mínimos necesarios para la garantía del derecho fundamental a la salud. ¿De quién es la culpa?