Fue un día extrañamente cálido entre verano y otoño madrileño, tuve la oportunidad de vibrar con el poder del teatro consciente, poderoso y urgente de impactar al mundo, ella estaba ahí imponente con ojos brillantes como el Sol de Uribia a medio día y movimientos estéticos como el abrazo del nordeste riohachero; no estaba yo en territorio cercano al mío, pero ella –Karina Garantivá– me hizo viajar a nuestro útero existencial, por eso con digno orgullo sonoro y coraje de recuerdos de adolescencia cuando frente al mar riohachero soñábamos con hacer grandes cosas que jugaban a ahogarse en la mística crudeza de un territorio fértil como La Guajira, pero a la vez árido para sueños tan gloriosos que se atreven a salir de los mandatos culturales escribo estas letras, claro, dedicarse a actuar o escribir, eso solo se le ocurría a dos locas apasionadas que se hacen llamar hermanas, ella y yo, locas… sí somos locas, muy locas, somos unas ‘Yermas’ que matamos la desesperanza y varios mandatos machistas y encendemos la fuerza inquebrantable de los vientres puramente guajiros.
Federico García Lorca jamás sospechó que una mujer de piel salada, esencia latina, autenticidad guajira estaría interpretando con majestuoso honor y gloria a su ‘Yerma’, una ‘Yerma’ que no será igual a ninguna otra, es que ella ya fue hecha de resiliencia, una resiliencia con poder infinito de reinventarse, entonces un mandato patriarcal, un desafío o cualquier invento absurdo de la apariencia social no le asustan, las lagrimas no la marchitan, sino que la encienden, ella es una absoluta guerrera de la existencia, teje lo banal con lo espiritual y si le toca matar una y otra vez a su fantasma del síndrome de la impostura, pues saca su ‘Yerma’ más letal, se sacude y germina como un pichiguel del cactus más desolado de la alta guajira.
Yo estaba ahí transitando entre el poder del teatro, la actuación sublime de Karina y sus coequiperos y la magna dirección de Ernesto Caballero, qué más podía pedir, sino vivir al máximo ese momento y no resistirme a recordarme lo grande que es la gente de la tierra que me vio nacer, La Guajira.
Federico, creo que nuestra realidad supera tu ficción o capacidad de invención, porque te cuento que en este mundo patriarcal y en territorios tan complejos culturalmente como el nuestro, sí que nacen ‘Yermas’ diariamente, unas tan fértiles que a veces deciden no parir y demostrar que hay infinitos modos de dar vida, más allá que el cumplimiento biológico/reproductivo de tener útero.
Te celebro Karina Garantivá
Te celebro por no morir, ni marchitarte jamás, por recordarnos que al mundo y a La Guajira le falta más arte para tejer esperanzas y transformaciones. Te celebro porque no eres una ‘famosa’, sino una reconocida artista integral, ejemplo para las nuevas generaciones y quiero que nuestro país y en especial la gente de nuestro Departamento conozca tu trabajo y vayan por el mundo hinchados de orgullo por cada ser de luz que como tu dejan en alto el nombre de las mujeres, de nuestra historia y de nuestra tierra.
¡Esta obra hay que verla! Siguiendo mi ambición soñadora pregunto: ¿Qué tal si la llevamos a Colombia?
‘Yerma’: una obra de teatro con bocado de despertares
Karina Garantivá y el director escénico Ernesto Caballero, impulsores del proyecto Teatro Urgente, pusieron su atención a la gran tragedia, ejemplificada en ‘Yerma’, de Federico García Lorca.
Afirman que:
“Nos hemos apartado de esa visión un tanto idealizada con la que habitualmente se ha encarado este texto y hemos tratado de ahondar en todo lo que hay detrás y en trascender lo particular, que es lo que hace la tragedia clásica –explica el director–. ‘Yerma’ es un personaje lleno de contradicciones que puede leerse de una manera ambivalente y que presenta controversia. Y eso es lo que busca siempre Teatro Urgente: problematizar la realidad, no verter soluciones unívocas.
Aunque la obra original nos lleva a un contexto rural muy definido, marcado por el peso de la tradición y las escasas posibilidades que tiene el individuo –en especial la mujer– para rebelarse contra su limitado destino; esta versión ha querido abordar la historia para suscitar preguntas en torno a un tema más general que el de la infertilidad: la capacidad del ser humano para liberarse del entorno social y de las ideas dominantes.
No podemos olvidarnos de que ‘Yerma’ termina matando a ‘Juan’ –advierte el director–… Y eso nos lleva a plantearnos una cuestión muy interesante: hasta qué punto la obsesión por una idea irrealizable puede conducir a la violencia”.