Nuestro país se ha vuelto un lugar donde todos creen tener la razón; cada vez hay más controversia por la incertidumbre que se genera con las políticas del Gobierno en varios de los sectores que vienen direccionadas por el presidente Gustavo Petro. Colombia, un país lleno de diversidad étnica y cultural, que ya no es como antes, donde solo se veían contiendas entre liberales y conservadores; hoy se escucha a los de derecha, los de izquierda o los de centro, cada uno pujando y defendiendo su esquina, y al final, cada grupo lo que busca es mantener el codiciado trono del poder y establecerse en la silla que da el trono, la Casa de Nariño.
Muchos recordamos la tan afamada y aclamada serie producida por la cadena de HBO Game of Thrones, inspirada en las novelas Canción de hielo y fuego, donde se relata las vivencias de un grupo de personajes de distintas casas nobiliarias en el continente ficticio de Poniente, para tener el control del Trono de Hierro y gobernar los siete reinos que conforman el territorio, y que hoy quiero colocar de símil con lo que sucede en este país. Muy a pesar de que el contexto en el que esta se desarrolla es en la época medieval, y no es nada distinto a lo que viene sucediendo en el Gobierno actual, una guerra por ostentar el trono del poder, que se da en dos ángulos, el primero desde adentro del mismo Gobierno, por funcionarios que pretenden escalar sin importar las consecuencias económicas, sociales, morales y el bien común del país, en las que hasta el mismo presidente Petro tiene sus imposiciones y jugadas propias por conveniencia para dominar desde su trono, en las que en varias ocasiones se olvida que representa a un país y nos hace quedar en feo frente a la comunidad internacional; y el segundo, desde afuera, influenciada por líderes de derecha y centro, pretendiendo entrar en La Casa de Nariño y también, hacer su ley; al fin y al cabo es lo que todos buscan.
Los rumores, las traiciones, las mentiras, los miedos, la incertidumbre, las pasiones, la violencia, la hechicería y las fiestas forman parte de la trama, todas estas emociones y situaciones se entretejen alrededor de muchos de los personajes que se sienten merecedores de reclamar el Trono de Hierro, donde solo se sienta el Rey. Así está el actual Gobierno del Cambio, tiene envuelto al pueblo colombiano en todas estas emociones, generando un estado de inestabilidad y excitación por lo que ha de venir.
Los escándalos, al igual que la corrupción, han sido noticia día a día, a fin de confundir al ciudadano del común y crear cortinas de humo para desviar la atención, tal es el caso del tema de la reelección, que cada vez que el presidente se ha referido a este, los medios de comunicación le dan toda la bomba posible, generando el efecto deseado del Gobierno, y se olvidan de temas importante como el robo en la Ungrd, que empezó la parte visible del iceberg, los carrotanques en La Guajira, que salpicó a muchos funcionarios y ministros, pero del que hoy ya poco se habla, Olmedo y Sneydier parece que cantaron verdades a medias y el proceso da la sensación que no avanza, por nombrar algunos: las chuzadas a la niñera de Laura Sarabia, los 15 mil millones de Benedetti para el financiamiento de la campaña del presidente Petro, el caso Nicolás Petro, por recibir millonarias sumas de dinero para la campaña de su padre Gustavo Petro, y así varios y los que faltan por venir. No imagino todo lo que hay detrás del telón orquestado desde el Gobierno, porque es muy palpable el resentimiento, me pregunto ¿el fin sí justifica los medios?
La última jugada dirigida desde la Casa de Nariño fue la elección del procurador Gregorio Eljach, elección que venía cantada desde que fue ternado por el presidente Gustavo Petro, el pasado 23 de septiembre, luego de que la Corte Suprema de Justicia no lo eligiera como su candidato, Eljach no pertenece a la corriente política del presidente, pero fue la carta de Petro en una terna donde era el único que podía hacerle contrapeso al candidato más fuerte que había: el exsenador Germán Varón Cotrino, ternado por la Corte Suprema, de la línea de Vargas Lleras.
Estas y otras maniobras pueden seguir dándose en el año largo que le falta por terminar, al Gobierno ‘potencia mundial de la vida’, en el que las mayorías eligieron para vivir sabroso. Ya se alistan los de la derecha y los del centro y se escuchan las primeras candidaturas para las presidenciales del 2026, hasta una reconocida periodista se escucha en las encuestas, obviamente la izquierda, también, pone en marcha su estrategia para no dejarse quitar el trono, a través del presidente, haciendo lo que más le gusta y mejor sabe hacer: confundir a través de sus discursos y mensajes por la red social X.