Allá en Fonseca, donde brilla la luna, la tierra de los higuitos, pueblo de gente noble y emprendedora, el 8 de junio, de 1966, nace este exitoso galeno, en el hogar conformado por: Bernardo Ariza Blanco, quien ostentó en dos oportunidades la credencial de alcalde de este próspero municipio, y Carmen Restrepo de la Espriella, poseedora todavía de una buena salud, quien con 86 años cumplidos, se ha destacado siempre por ser una líder cívica, fundadora y presidente vitalicia de las damas rosadas de esta hermosa tierra.
Juan Bernardo tiene tres hermanos de padre y madre, sus nombres son: Carmen Elena (licenciada contable), Enrique (abogado), y Vilma Raquel (administradora de empresas), de Padre: Jose Ignacio (técnico), Bernardo Adolfo (abogado), y Javier (técnico). Su esposa lleva por nombre: María Fernanda Soto Lacouture, de ancestros junteros, de este bonito hogar, nacieron tres preciosas niñas: María Lucía, María José y María Clara Ariza Soto, las dos primeras, estudiantes de medicina en la Universidad del Rosario de Bogotá.
Su primaria, desde 1972, hasta 1976, la cursó en la Escuela Anexa de Fonseca, cuando el rector era Pepe Manjarrez, el bachillerato lo hizo en el Colegio Nacional Mixto, hoy Juan Jacobo Aragón, hace parte de la promoción de 1982, de tan preciada Institución educativa.
Recuerda su infancia como una fase muy feliz de su vida, muy cerca de su casa, se encuentra una plaza, donde está ubicada una cancha donde jugaba con familiares y amigos, microfútbol, también baloncesto; integró la ligas infantiles y juveniles de este deporte, en temporada de vacaciones acompañaba a su padre a visitar la finca, inolvidables los cultivos de algodón, arroz y tabaco que sembraba su padre, era realmente dichoso, gozándose aquellos bellos paisajes, rodeados de animales, y naturaleza fresca, reverdecida, con la familia, salían de paseo hacia el Balneario del Totumo, Pozo Azul, en semana santa frecuentaban al Cabo de la Vela, era una tradición todos los años visitar estas bellas playas del mar Caribe, por aquel tiempo eran carreteras destapadas, el recorrido demoraba hasta 18 horas, pero lo disfrutaban al máximo, algunas veces hasta se perdían en el desierto, no existían los guías turísticos.
Su ilusión era ser médico, cuando recibió su diploma de bachiller, se presentó en la Universidad de Cartagena, no pasó, el puntaje obtenido le alcanzaba para estudiar odontología, pero su mayor deseo era ser profesional de la medicina, más no odontólogo; se regresó a su natal Fonseca, una tarde charlando amenamente con un grupo de amigos deciden dirigirse al municipio vecino de Barrancas, donde estaban entregando los formularios para solicitar empleo en las minas del Cerrejón. La empresa en ese momento se llamaba Intercor, eran los meses finales del año 1983, hicieron todos los trámites, exámenes, entrevistas y lo cierto fue que los llamaron, en el mes de febrero del 84 Juan Bernardo firmó contrato con tan apetecida empresa, hizo parte del tercer grupo de trabajo que ingresó a la mina, recuerda el nombre de varios operadores que ingresaron con él, entre ellos: Rafael Torres “Mele”, Jorge Mendoza, Jelix Torres, Albert Campuzano, Henri Castro “El Poo”, entre otros.
A ‘Juanbe’ lo contrataron para operar moto traílla de carga, wabkito y motoniveladora; pero su pensamiento permanecía intacto con los deseos de ser médico, por esta razón solo permaneció un año y seis meses en tan prestigiosa empresa carbonífera, un día cualquiera cerró los ojos y sin decirles nada a sus padres, se presentó en la Universidad Libre de Barranquilla y pasó, le fue muy bien en el examen escrito, lo llamaron a entrevista, le preguntaron que de donde venía, y a que se dedicaba, que por favor explicara quien era Juan Bernardo Ariza, mi invitado contó su historia de vida, le explicó al entrevistador, que él deseaba ser médico, porque su interés era conocer toda la problemática y las patologías de la región, que su mayor anhelo era hacerse profesional y devolverse a su región del Cesar y La Guajira, con los que se levantó, también dice Juanbe, le comentó que actualmente era operador de maquinaria pesada en la mina del Cerrejón, pero quería retirarse para realizar sus estudios de Medicina, eso impactó al entrevistador y le dice con vehemencia, dándole la mano, levántese y busque el dinero de su matrícula, pues ya Ud., tiene el cupo asegurado en esta universidad.
Esos son los perfiles de alumnos que buscamos acá, ansiosos de superación y con ganas de ser útiles a la sociedad, aquello lo llenó de alegría, salió brincando emocionado, a buscar un teléfono para llamar a sus padres, se comunicó con su mamá, le sugirió, que no le dijera nada a su papá, llegó a Fonseca, no comentó nada de aquel logro, comenzó a prepararse con sus propios recursos, hasta la matrícula del primer semestre pagó con sus ahorros y la liquidación que le dieron en la mina, 15 días antes de viajar, hacia Curramba la bella a iniciar sus estudios, habló con su padre, le dice, Papá, voy a estudiar Medicina, inicio clases el 16 de enero, ya estoy matriculado, compré hasta la maleta, y algo de ropa, pero ya mis ahorros se acabaron, espero contar con su apoyo, para la manutención y los semestres que vienen, su progenitor, lo abrazó, y le gritó exaltado, hijo se cumplieron mis sueños, yo creí, que le ibas a coger amor a la plata y que ya no estudiarías, creo que eres el primer trabajador del cerrejón, que se retira voluntariamente para irse a estudiar, eso me llena de regocijo y mucho orgullo, ese ejemplo lo siguieron otros, existen hoy una gran cantidad de operadores y técnicos, que han renunciado, para hacerse profesionales, Juanbe, abrió la trocha, puso la plana y el ejemplo.
Culminó satisfactoriamente sus estudios de Medicina, en la Universidad Libre, un profesor al que apreciaba mucho Jorge Daza (neurólogo), le aconsejó, que realizara el internado en su región, te recomiendo Valledupar, para que ayudes a tu gente, y te empapes de la problemática de salud pública, de esta zona del país, le escuchó, y en la capital del Cesar hizo su internado, le fue excelente, ocupó el primer puesto en el internado, su año rural lo ejecutó en La Paz Cesar, donde recibió gran acogida, eso fue en el año, 1993, todavía sus habitantes lo reconocen y conserva pacientes de allá en la actualidad, se relacionó mucho con las familias Zuleta Carrillo, Acosta Morón, Morón Araujo, Elías García, La familia Aroca, el gran Jorge Oñate y toda su familia, Benjamín Calderón, gente que lo apreciaron mucho y Él también a ellos, terminó su rural y por petición de la gente continuó, por tres meses más mientras llegaba su reemplazo.
Se radicó en Valledupar y abrió un consultorio de Medicina General, consiguió trabajo en el Hospital Rosario Pumarejo de López, luego en el instituto de los seguros sociales. En 1998, contrae matrimonio y se traslada a Bogotá, a especializarse en Medicina Interna, llevaba año y medio, estudiando y cerraron el programa en la Universidad Nacional, eso lo desanimó, realizó un paréntesis, un amigo suyo Rafael Bolaño le ofrece la sub secretaria de Salud del Cesar, aceptó, y en 1999 realiza la especialización en gerencia de Salud en la Universidad de Santander “Udes”, sede Valledupar, otra especialización que hizo fue en Gerencia Pública.
En la Universidad del Norte, realiza la especialización en Medicina del Trabajo y Salud Ocupacional; Diplomados en Docencia Universitaria, cursos y capacitaciones.