Sur África y Bolivia son dos naciones que durante años fueron gobernadas de manera exclusiva por mandatarios de raza blanca, cuando representaban menos del 20% de los habitantes, de las citadas naciones, en cada uno de los referenciados países, habitados por más del 70%, por negros e indígenas.
La raza blanca era considerada la más fina, con derechos extraordinarios que dieron lugar a la implementación de monarquías, representada por reyes, que se apropiaban de extensiones prediales y hegemonía política en condición de amo, señor y dueños territoriales, apoyado por el poder religioso predominante de la Iglesia Católica, imponiendo castigos inquisitivos y severos, a quienes incumplan sus ordenaciones, decretadas en documentos escritos, en régimen absoluto y soberano, sin abogados que ejerciera defensa, en debido proceso.
Todos los seres humanos, nacemos iguales para Dios, indiferentemente de las raza, color e idioma o lengua con que se comunique, sin embargo, la vanidad y los medios económicos nos distancia, ubicando a unos por encima de otros. Indios y negros que habitaban los montes o predios rurales, los consideraban animales salvajes, que podían utilizarlos en la explotación de la tierra, la industria y múltiples servicios feudales.
Las razas india y negra estaban constituidas en tribus de núcleo familiar, sin ubicación residencial fija. Eran nómadas y se movían en determinada área territorial, alimentándose con frutos que naturalmente cosecha la madre tierra, para alimentar a sus hijos.
En realidad, los miembros indígenas y negros de aquel entonces, se mostraban diferente de aquellos de color blanco que nacían en las urbes. Los negros se comportaban tímidos y sumisos, mientras los indígenas de algunas tribus reaccionaban agresivamente cuando extraños invadían sus territorios. Defendían sus pertenecías relacionadas con materiales preciosos, lo que dio lugar a que los blancos determinaran exterminar indios por indomables, y los negros fueron objeto de caza, no para adoptarlo como mascotas, sino utilizado como esclavos, de propiedad privada negociable.
Los europeos de raza blanca se lanzaron con ejércitos humanos para apropiarse de territorio de los continentes: asiático, americano y africanos; masacrando indígenas para robarle las riquezas, colonizando territorios que conquistaban como propio, en operación de invasión y piratería, como se pudo palpar, en Latinoamérica con Cristóbal Colon, de origen italiano, seguido de los españoles.
Los indígenas se esmeraban en conservar las culturas y tradiciones que los caracterizan, pero el entendimiento con los blancos era brutal y agreste, cuando lo correcto era una relacion de compresión y respeto, diferenciando lo rural de lo urbano, concertando comunicación, en las relaciones humana. Pero los civilizados no hicieron más que acosar y matar indígenas que se defendieron con lanzamientos de flechas y piedra, enfrentadas con espadas, últimamente con armas de fuego.
Con lucha y resistencia los indígenas y negros se han ido preparando y educando para superarse y emparejarse con los blancos, gobernando naciones o estados territoriales, donde son mayoría, como está ocurriendo en Sur África, que fue gobernada durante muchos años, por presidente de raza blanca, que gozaban de privilegio vitalicio único, facultado por constitución para mandar, hasta cuando apareció un “pollo” atrevido Nelson Mandela, que lideró con dignidad y ahínco, una feroz lucha reivindicativa.