La humanización de la salud es uno de los principales retos de nuestro actual sistema de salud, la costa Caribe, donde La Guajira también la conforma, no escapa a las prácticas deshumanizadas cuando un ser humano acude a solicitar un servicio de salud. Hemos querido acercarnos a interpretar qué significa humanizar la salud y por qué es una tendencia que debería implementarse urgentemente en los diferentes hospitales, clínicas, centros de salud y convertirse en el eje vertebrador de toda futura política de salud de verdad, verdad.
Pongamos en contexto cuál es la experiencia del paciente cuando de pronto se le diagnostica una enfermedad o acude a un servicio de salud, esta persona interrumpe por completo su vida y tiene que asistir a un centro asistencial (hospital, clínica, o consultorio) dejando de lado su hogar.
Llega a la urgencia de un hospital, que es un lugar frío y hostil, el olor característico de los hospitales incrementa más la sensación de estrés y ansiedad. En encuestas realizadas a pacientes, muchos de ellos coinciden en que hubiesen esperado recibir una bienvenida más cálida, más amable y que alguien se hubiese puesto en “sus zapatos”. Su dignidad se encuentra totalmente amenazada. Los espacios no ayudan, salas llenas de gente, luces artificiales, asientos poco confortables, la mirada indiferente desde el portero hasta el médico más especializado, quienes interlocutan más con un computador que con su paciente.
Esta situación, en parte, es causada debido a que la competencia técnica se ha priorizado sobre la competencia humana en los últimos años. Los cuidados se han tecnificado cada vez más, a costa de hacer más mecánicas las relaciones interpersonales, la tecnología se ha acabado convirtiendo en un obstáculo que impide que el paciente y sus acompañantes reciban una atención humanizada y sentirse gente de carne y hueso frente a su médico. La humanización en salud significa mucho más que ser cordial, implica minimizar la tendencia de tratar al enfermo como a un objeto, una enfermedad o unos síntomas concretos. El cuidado humanizado requiere considerar a los pacientes como personas. Supone abandonar las relaciones funcionales para convertirlas en relaciones personales, trasmitirle al paciente que son importantes y que se sientan al salir de la consulta o de cualquier atención que fueron escuchados y les fue solucionada parcial o totalmente su estado de salud.
Nos falta mucho en La Guajira, en la Costa y en el país, ponernos en los zapatos del que sufre una afectación de su salud, en su estado emocional, se ha perdido esa imagen de confianza de médico de cabecera, de confidente y de consejero, se olvidó el juramento hipocrático: “Desempeñaré mi arte con conciencia y dignidad. La salud y la vida del enfermo serán las primeras de mis preocupaciones”.
“Respetaré el secreto de quien haya confiado en mí. Mantendré, en todas las medidas de mi medio, el honor y las nobles tradiciones de la profesión médica”.
Las exigencias de algunas EPS, que anteponen lo financiero sobre el deber médico, el maltrato laboral, el amor por lo que hacemos, la indiferencia y hasta la arrogancia, nos aleja de una práctica tan noble y tan humana, como lo es tratar con dignidad, capacidad y respeto a las personas.
Ojalá que volvamos a que nuestro objetivo siempre sea el de poner a las personas en el centro y ofrecer servicios agregados en distintas situaciones y crear entornos de bienestar, amables, resolutivos y que hagamos la transformación a una organización más humanizada, que disfrutemos humanizando la salud a través de un proyecto de alto impacto, donde el enfermo sea la razón de ser del ejercicio de aliviar y curar.