Se posesionó Gustavo Petro como presidente de Colombia para el periodo 2022-2026 (si no aprueban su reelección). Aunque no voté por él, le deseo éxitos a su gobierno por el bien del país y para que a todos los colombianos nos vaya bien. Ojalá no defraude las expectativas de cambio que prometió. El presidente debe gobernar para todo su pueblo guiado siempre por el bien común.
En su posesión ante el Congreso juró cumplir la Constitución y las leyes de la República, acto formal de mucha trascendencia por la responsabilidad política y patriota que implica, que lo obliga a actuar dentro del marco jurídico del Estado Social de Derecho. Cumplir la Constitución significa respetar la institucionalidad política y jurídica diseñada por el constituyente del 91 en una Constitución que fue producto del acuerdo nacional celebrado entre los partidos políticos y las fuerzas vivas de la sociedad en aquel momento, incluido el M-19 grupo insurgente al que perteneció el hoy presidente, que aportó a través de sus delegatarios ideas y luces para la redacción de esa Constitución, inspirados en valores como la justicia, la paz, la solidaridad, dentro de un modelo político, democrático y participativo con prevalencia del interés general. Esa constitución garantiza el derecho ciudadano a elegir y ser elegido.
Precisamente, gracias a nuestras instituciones democráticas Petro fue amnistiado y la sociedad le otorgo el perdón para reintegrarse a la vida civil, con pleno ejercicio de sus derechos políticos, recibiendo la oportunidad de que él –un exguerrillero– pudiera ser elegido congresista, alcalde de Bogotá y hoy presidente de la Nación. Esto solo es posible en democracia y libertad, por eso su juramento de respetar la Constitución va aparejado con el respeto por la democracia y sus instituciones políticas.
Mucha expectativa hay frente a su gobierno de izquierda. La izquierda nunca ha gobernado el país y la gente espera un cambio para bien. Pero ¿cómo va a dirigir al países a izquierda “progresista” y “humana” como la llama el presidente?, no lo sabemos. Habrá que esperar los primeros cien días de gracia que se le da a todo presidente, mientras dura su luna de miel con el pueblo, para ver qué pasa.
En ese tiempo conoceremos las iniciativas legislativas que el gobierno presentará al Congreso, sus políticas en materia de relaciones exteriores, seguridad, economía, reforma tributaria; relación con las Fuerzas Armadas, los gremios y sindicatos; lucha contra el narcotráfico, combate a la delincuencia organizada, extradición, paz, diálogos con actores armados. En fin, sabremos el derrotero que seguirá el país y el modelo de sociedad que quiere dibujar el nuevo presidente.
Por lo pronto no llamó en su primer acto de gobierno al pueblo para un referendo constituyente –siguiendo el ejemplo de Chávez–, hecho que generaría incertidumbre y temores pues se sabe que por esa vía se acomoda la constitución a los intereses personales del gobernante para captar los demás poderes. Al menos por ahora hay tranquilidad en ese tema, pero debemos estar atentos si convoca a una reforma constitucional para analizar con lupa conque finalidad lo hace y que se va a reformar, pues por esa tronera se puede ir nuestra democracia.
Como hecho político antecedente de la posesión presidencial, en el Senado la presidencia de esta corporación legislativa quedó en manos del “camaleón” Roy Barreras, el politiquero mayor del clientelismo, ¿cambio con Roy? Como están alineadas las fuerzas políticas en el Congreso no habrá oposición al gobierno, lo cual no es sano para la democracia que requiere de un contrapeso gobierno-oposición que vigile y controle al ejecutivo para la supervivencia del mismo modelo democrático. No esperemos cambio en el poder legislativo donde seguiremos viendo la aprobación de leyes a pupitrazo.
El gabinete ministerial en su mayoría es un kíndergarden de “viejitos” en edad de retiro forzoso, algunos muy avezados en politiquería, formados en la maraña de vicios de la vieja clase política partidista. No los descalifico por su experiencia para las mañas políticas, pero es extraña esa amalgama formada entre ministros de la apertura económica de Gaviria y los Petristas progresistas que tanto criticaron las políticas de ese gobierno, y ahora aquellos resultan reencauchados por el nuevo gobierno, ¿es este el cambio prometido? Para nombrar gente de esa calaña política mejor ministros más jóvenes pero menos contaminados. En favor del gabinete reconozco la participación de género con el nombramiento de destacadas mujeres y figuras de la comunidad afro, la cultura y el deporte.
A poco más de un año de las elecciones regionales habrá que ver cómo será el pulso político entre el Pacto Historio y los diferentes partidos políticos, en la lucha por Alcaldías y Gobernaciones, pues es de esperarse el papel protagónico que jugará el partido de gobierno en ese escenario. Aquí veremos el efecto político que tendrán esas elecciones en la relación gobierno-partidos políticos. La buena relación que hoy existe entre el gobierno y esos partidos es coyuntural, en beneficio reciproco, pero vamos a ver que tanto se sostiene cuando se enfrenten cada uno por poner su Alcalde o Gobernador.
Un abrebocas de como los partidos cuidarán sus intereses lo vimos en la sesión plenaria del Congreso el pasado 4 de agosto, cuando conformaron la lista para contralor, dejando prácticamente elegida a María Fernanda Rangel para la Contraloría General de la República, a quien ya le anunciaron su apoyo para dicho cargo, y dejando por fuera al candidato de Petro,… tenga pa’ que tome. Así comenzó el cambio de los nadies y las nadias, que son los mismos con las mismas.