El marginamiento de La Guajira es palpable y notorio. Lo que Dios nos ha dado en la naturaleza del territorio, otros nos lo arrebatan y apropian, al estilo pirata. No confiemos en política del gobierno nacional, que nos quita más, que lo que retribuye. Nada ganamos con lamentos, en procura de padecimientos. Sacudámonos para que, de manera unida y sólida, logremos afianzar autonomía territorial y respeto, para frenar los abusos centralistas, defendiendo con dignidad y sentido de pertenencia, lo que nos corresponde por ley natural. Es necesario y pertinente, que dejemos atrás, conductas y sentimientos negativos: rivalidad, odios, rencillas, inadversiones, egoísmo etc. O nos consolidamos, o seguiremos jodidos.
La Guajira, dispone de bienes y derechos, para ser auto suficiente, pero el centralismo nos relega y margina, sujetándonos a dependencia. El gobierno nacional, solo le interesa invertir en los distritos capitales, de: Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla, Bucaramanga y Cartagena.
En la Costa Atlántica, se extracta un beneficio preferencial, para las tres perlas del Caribe, Barranquilla, Santa Marta y Cartagena; discriminando los demás departamentos, considerándolo de segunda y tercera categoría, los cuales quedan bajo el dominio y control de las perlas, en lo relacionado con las explotaciones económicas. A La Guajira, la esquivaron de incluirla en vías nacional 4G y ahora la excluyeron del proyecto de ferrocarril, que operaría en la Costa, lo que resultaría un despropósito.
¿Muchos se preguntan, que hacen los representantes de La Guajira? ¿Rescatados por intereses y conveniencias? Poco o nada se sabe de las gestiones y labores, productivas y defensivas, de atropellos y discriminaciones territoriales. No informan, ni rinden cuentas, porque compran curules, que generan, rentabilidad con asignaciones de cupos, cristalizados en contratos y burocracias, que sirve para callar, pasar de agache, hacerse el de vista gorda o escudarse por algún motivo.
¿De qué sirve elegir personas que nos representen en determinado territorio: municipal, distrital, departamental y nacional, sino rinde informe, no defiende, ni mucho menos reivindica? Para que únicamente vaya a palmotear pupitrazo, porque ni siquiera se le conoce la voz, durante el término del periodo. Ser tibio u opaco, en el ejercicio de funciones legislativa y administrativa, es una fatalidad, para quienes asumen representación popular, sobreponiendo beneficios personales, por encima de la favorabilidad, general colectiva.
Hasta ahora solo tengo conocimiento de debates defendiendo derechos de La Guajira del exparlamentario Rodrigo Dongond Lacouture, frente a ministros de Mina y Hacienda, relacionados con regalías del gas natural y carbón. Negaban reconocer regalías de gas, porque la explotación operaba en el área marítima, logrando el exsenador, modificar la norma legal que excluía a La Guajira de obtener derechos retributivos en la explotación gasífera. Mucha falta nos va ser, el pariente Enrique Herrera Barros (q.e.p.d.) en defensa de temas y asuntos, que atañen con La Guajira.
Es insólito e inaudito que no se haya concluido con la represa del Ranchería, cuando se han extraído y comercializado millones de toneladas de carbón y billones de pies cúbicos de gas. La vía que une a Riohacha, con el Sur de La Guajira, se encuentra en estado inservible, en graves peligros de accidentalidad, cuando otros territorios de Colombia gozan de transitar en vías especiales. La Guajira es una potencia energética y un dragón sedado. Tenemos todos y no tenemos nada. Dotarla de agua y vías es lo que necesita para dispararse e impulsar.
En 10 años, La Guajira y municipios mineros, no la nación, mucho menos de las perlas, reivindicarán, si no se roban y apropian, los inmuebles adquiridos , por el operador minero y las infraestructuras, de transportes férreos y portuarios, para utilizarlo en el transporte internacional, importaciones y exportaciones. Muchos piensan que cuando termine la explotación del carbón, será peor para La Guajira. No esperemos la exterminación, preparémonos con tiempo, para la transición y destinación de los bienes, en utilidad y beneficio para el territorio peninsular y sus municipios. De seguir: apáticos, negligentes, dormidos e indiferente; con los atracadores y usurpadores; terminaremos de mal en peor. Revaluemos y reeplantemos, el estilo político, participando en unidad incluyente, que nos fortalezca. Aislados, dispersos y fraccionados, son condiciones propicias para atrofiar y obstaculizan el desarrollo territorial. Tenemos muchas personas con capacidad y voluntad de emprender, pero no se garantizan oportunidades.
No estoy contra la Rap, sino con la repetición del centralismo marginal, en qué dirección atrasando intenciones de proyecciones progresivas. En nada se solidarizan por apoyarnos a resolver problemas, pero si interfieren para extraer beneficio como ocurrió con la construcción del nuevo puente del Río Magdalena, en Barranquilla, con recurso de regalías de carbón, lo que no se ha logrado, con la terminación de la represa del Ranchería.