Debilidades, imprecisiones, incumplimientos y abusos de los mandatarios, desconciertan hasta aquienes los eligen y esperan acciones positivas, en el transcurso del periodo de Gobierno.
El tiempo no se puede desaprovechar, ni perderlo irritado, victimizado, aduciendo antecedentes negativos y corruptos, ni enfrentando discusiones estériles, en constantes confrontaciones, fundamentados en desastres e intereses personales, familiares y politiqueros que en nada nos beneficia, más bien perjudica la gobernabilidad por causas de estancamientos, motivados por distintos factores nocivos, tóxicos y de mala fe, que a nada conlleva, por el contrario, a todos nos perjudicas estar rivalizados y polarizados, en radicalismo y sectarios, por tendencias políticas inservibles que han gobernado y aún siguen gobernando y legislando.
El presidente Gustavo Petro, primero fue opositor y ahora gobernante, dos posiciones que giran y circulan en vías opuestas de distintas formas. En oposición predomina el inconformismo y exaltan las protestas populares, tendiente a cuestionar y reclamar derechos que ignoran y vulneran algunos gobernantes, que persiguen y castigan a los contradictores cuando se sienten ofendidos, por exigencias comprometidas e incumplidas, que desatan represiones y opresiones, originando barreras y distancias entre Gobierno y oposición, que terminan irreconciliables.
Los colombianos estamos saturados de corrupción, derroches y clientelismo politiqueros, de carteles o bancadas partidistas tradicionales, que tienen a esta Nación ‘patas arribas’, requiriendo variar de rumbo, por eso le dieron una oportunidad de apoyo a tendencia de izquierda, que no había gobernado, decidiendo votar por Gustavo Petro, quien tuvo la suerte de ser elegido, primer presidente de izquierda, con diferencias pírricas o estrechas, pero al fin logró lo que quería, mandar, amparado por un supuesto acuerdo nacional, bautizado ‘Pacto Histórico’ en el que se unieron variedades de matices partidista, ciudadanos independientes y desertores, de partidos políticos con personería, que han gobernado la República de Colombia, durante más de un siglo.
¿Quiénes conforman la directiva de ‘Pacto Histórico’? ¿Qué programa de Gobierno está desarrollando o ejecutando el ‘Pacto Histórico’ conforme al acuerdo nacional?
Gobierno y oposición, son dos polos opuestos, donde priman contradicciones, generadoras de confusiones, incertidumbres y conflictos, desmotivando el ambiente democrático por quienes lideran autoría de partes protagonistas, es decir, una cosa es cuando gobiernan y otra cuando, están en oposición.
Lo curioso es que, en oposición critican a los que gobiernan, pero cuando tienen oportunidad de gobernar, repiten lo que antes criticaban, al igual los que asumen oposición, criticando al nuevo Gobierno, lo que comúnmente han hecho, en prácticas ilícitas, ligadas en un juego de ‘pin pon’, en rife rafe, intercambiando, críticas y ofensas, de todo calibre, que de seguirse mutuamente, de manera extrema, terminamos en un caos y violencias, que enciende tormentas, por desafueros revanchista, que conllevan al fracasos y devastaciones, registrados en distintos periodos de Gobierno.
Ha sido costumbre de la izquierda, habituarse a las protestas y paros, en vías y espacio público, justificado cualquier motivo, en condición de oposición a los gobiernos de turno. ¿Si ahora gobiernan a que le temen? ¿A una oposición vulgar, odiosa, oscura y adolorida, por orfandad del poder gubernamental sin alternativa reivindicatoria?
No deben perder los estribos. Una oposición manejada con inteligencia y cordura, en ambiente cordial con el Gobierno, son saludables, agradables y productivas, diferente a atravesarse como ‘mula muerta’ en el camino, vilipendiando, calumniando, saboteando y tirando zancadilla, con intenciones de destronar. Esto no es nada nuevo, pero no se debe descuidar, ni minimizar el peligro que encierra, sin dejar de prevenir, antes que lamentar, cualquier caída.
Noto al presidente Gustavo Petro, en estado alterado, mostrando debilidades en condiciones paranoico, por temor de que lo tumben de la presidencia, originado por investigaciones administrativa, que adelanta el Consejo Nacional Electoral-CNE, relacionada, con gastos y topes, de la campañas electoral, cuyas normas han sido violadas, burladas e irrespetadas, por todas las campañas partidista, que de cumplirse anularían el 90% de elecciones a Congreso, Gobernación y Alcaldía; junto con la de presidente, pero que únicamente investigan el último gobernante, de elección presidencial popular, Gustavo Petro, para sancionarlo.
Esto ocurre por desorganización e improvisación, en los manejos de campañas, cuyos gastos legales establecidos, solo equivale a un 10% de la totalidad, de lo que cuesta elegir un presidente y demás mandatarios territoriales y de listas, contabilizando, pagos laborales incluyendo todo el personal que participa directamente y de corazón, en las campañas, en distintos lugares, durante los tres meses de campañas en el territorio nacional, arrendamientos de inmuebles para comandos y millares de vehículos, abastecido diariamente de combustibles, transportes aéreos, publicidades, logística, múltiples eventos etc.
El presidente Petro, debe afianzarse y dedicarse a gobernar, antes que victimizarse, acompañado de los suyos, en constante sintonía de comunicación y engranaje articulado, con su equipo de gobierno, aliados y coaligados, esquivando el miedo, que lo trasnocha e inquieta, paralizándolo. Mande al carajo y sacúdase, el karma de ‘golpe blando’ o ‘golpe de estado’.
De igual forma, debe descargar: rencillas, rencores y odios enquistados; sepultando el lastre y horrores del pasado, que tanto menciona y remembra, para responder a opositores en confrontaciones, que no lo dejan avanzar y lo mantiene atolondrado y desquiciado, pidiendo auxilio con movilización popular callejera, alarmando el ambiente mediático, cuando no se necesita, dando importancia a provocaciones de detractores, que están felices por observarlo nervioso, con temor, corriendo base, cuando requiere es fortaleza, para repeler, defender y atender, acciones vitales, desarmando y callando a sus detractores, con ejecuciones de obras y hechos positivos.
En una nación como Colombia, donde reina e impera la corrupción, en los poderes públicos, órganos de control y autoridades penal, no hay para qué temer, cuando todo es factible de negociar y resolver, para torcer voluntades y autoridades, a cambio de contratos y dineros, en típica corrupción, ignorando normas, constitucionales y legales vigentes, sin importar incurrir en el delito de prevaricato por acción. Todo por la plata.
Le tocará al presidente indirectamente, en comisión y encargo, comprar votos a miembros de Cámara de Representante y senadores, que están a la orden del día, escuchando ofertas, para aceptar y sepultar, la investigación de topes electorales. No se espante, ni altere, que usted sale de la presidencia el 7 de agosto 2026. Gobierne con calma y efectividad, lo que resta del periodo de gobierno, sin requerir, a la convocatoria a manifestaciones populares de apoyo.