Por estos días circulan fake news (noticias falsas) en redes sociales y anuncios apocalípticos de lo que se le viene a los Estados Unidos con el triunfo de Biden. En momentos en que las farmacéuticas trabajan contrarreloj por encontrar la cura contra el Covid-19 para evitar que siga matando más gente, yo me pregunto cuándo descubrirán la vacuna contra la ignorancia, el peor de todos los virus humanos, porque hay que ser muy ignorante para creer que se cometió un fraude en las pasadas elecciones de los Estados Unidos, y más ignorante aún que ese fraude fue una conspiración del socialismo para convertir a los Estados Unidos –la meca del capitalismo– en un país socialista.
Los Estados Unidos no son ni se parecen a Venezuela, Cuba o Nicaragua. Estados Unidos es la antítesis del socialismo, ni su pueblo ni sus dirigentes están cerca de querer ser socialistas, repudian tal sistema político, por eso es descabellado creer eso.
Quien con razón puede creer que con la llegada de Biden al poder los Estados Unidos girará a la izquierda; quien con razón puede creer en un fraude en las elecciones cuando Biden triunfó tanto en el voto popular como con la mayoría de delegados del Colegio Electoral.
Las elecciones se celebraron con Donald Trump como candidato en ejercicio del cargo de Presidente, que tiene bajo su dirección la CIA y a su disposición toda la inteligencia y la tecnología más avanzada para detectar a tiempo cualquier saboteo de las elecciones, donde el afectado sería el mismo Trump que aspiraba a su reelección. El voto por correo, el de ausente y el físico o presencial es válido y todos cuentan no importa cómo haya sido. Biden ganó en Estados gobernados por Republicanos. De verdad alguien sigue creyendo el cuento chino del fraude.
Ni queriendo puede Biden convertir a los Estados Unidos en una nación socialista, pues tiene contrapesos de poder que se lo impiden; con solo intentarlo rompería el juramento de cumplir la Constitución y defender los derechos y libertades del pueblo Americano, juramento que el Presidente presta nada más ni menos que ante la Suprema Corte de Justicia, otro contrapeso de su poder, toda vez que es la encargada de hacer valer la Constitución y asegurar la estabilidad institucional y democrática, y allá el poder judicial es autónomo y pesa tanto que hasta el juez del más humilde condado puede darle una orden al Presidente de la Nación.
El socialismo en Estados Unidos es una quimera para los mamertos que sueñan eso, olvidando la historia de esa gran Nación del Norte que sustenta su democracia en la Constitución, la legitimidad del poder político y la fortaleza de sus instituciones políticas y jurídicas de más de doscientos años de vigencia; una verdadera democracia donde el poder controla al poder como el Congreso que vigila al gobernante y puede destituir al Presidente si incumple la Constitución, una Suprema Corte de Justicia independiente que hace cumplir la Constitución, controla los actos legales del Presidente y mantiene la estabilidad democrática, económica y social, pilares a su vez del Estado capitalista basado en la propiedad privada, iniciativa particular, libre empresa y reglas del mercado, y en los derechos y libertades del ciudadano.
Pero hay otro factor de poder en los Estados Unidos y son las Fuerzas militares, que más que al Presidente acatan la Constitución, y en caso de amenaza de un cambio del modelo político-social se alinearan con el pueblo y los demás poderes institucionales para defender la Democracia.
Si el Presidente siquiera intenta cambiar el sistema político de los Estados Unidos esto sería considerado una traición a la Nación y el Congreso enseguida le adelanta un juicio político, y Biden acabaría destituido por el Senado. Si algo une a los americanos es su Constitución que les dio la libertad, y si algo defienden con fervor patriota son sus instituciones democráticas y, las Fuerzas militares están para defender la Constitución, las Instituciones y el orden establecido por encima de la obediencia que deben al Presidente como comandante en jefe.
Estados Unidos socialista, hasta risa me da pensar que el gobierno de Biden (un capitalista) reparta mercaditos a los pobres, intervenga el sistema financiero, acabe los monopolios privados, controle y limite la producción de bienes, expropie empresas y propiedades, vuelva mendigos del Estado a sus ciudadanos y cambie los derechos y libertades ciudadanos por la represión y la muerte. Eso no pasará en los Estados Unidos de América, donde una vez más ganó la Democracia.