Ay’ que bella hermosa y exótica es mi Guajira
donde se forman los hombres de gran valor
cuna de hermosas mujeres ese es mi pueblo
indias con mantas aladas de gran color
cantare para la guajira hermosa esa tierra esplendorosa incrustada sobre el mar volare sobre el azul de los cielos para ver que lleva el viento cruzando esa inmensidad.
Amylkar Ariza – Canción A mi Guajira
La Guajira es una tierra resiliente que no se resigna a morir condenada al fracaso, que no se rinde ante la crisis, ni se olvida que nuevos soles vendrán para ella, que saca su casta de #Guajiridad; como lo demuestran sus cactus y trinitarias, que entre más inclemente esté el clima y más adversidades puedan presentarse, siguen reverdecidos y florecidas respectivamente.
En tiempos de crisis no es solución la indiferencia, pero tampoco el olvido de lo bueno; es dañino no reconocer que pasan cosas buenas, como tener la riqueza oral de nuestras matronas y mentores, ver a las indígenas tejer esperanzas coloridas y a los jóvenes reinventar nuestra historia, eso bueno y esperanzador también pasa en La Guajira que vemos enferma y/o desahuciada.
Por esta razón, un gran regalo de cumpleaños para La Guajira es tejer esperanzas por ella y re-enamorarnos de ese bello territorio, concentrarnos en sus bondades y retornar a una perspectiva de relaciones solidarias y humanizadas, que el amor sea nuestro sentir cotidiano y no un recuerdo, que nos de vergüenza cualquier acto de violencia, pero jamás expresar nuestros sentimientos, lograr tejer lazos sociales que nos identifiquen como un pueblo que piensa y actúa desde criterios de inclusión y respeto, un territorio capaz de cambiar la receta de la indiferencia y los prejuicios, por un universo de posibilidades todas enmarcadas en el afecto.
Hay que creer en La Guajira, amarla, aportarle, transformarla, sin esperar a que un sector político de turno o un inversionista lo haga, cuando las realidades las podemos cambiar en cada acto de nuestras vidas, porque más allá de ser ejemplos vivos de inconformidad debemos ser de transformación; dejar de criticar y actuar, renunciar a las zonas de confort y sacudir la creatividad para comenzar a producir nuevas ideas, pues el mundo no cambia si cada uno no lo hace y en La Guajira falta que pase lo mejor de esas cosas buenas que ya pasan y es que se unan las voluntades de amor por la dama del norte de Colombia, el único departamento que se escribe en femenino entre 32 que tiene Colombia, eso nos debe representar poder fructífero y creativo, sería lindo que el mejor regalo de cumpleaños que le demos a La Guajira es que tejamos una sociedad que viva en unidad, amor y respeto por las diferencias. “Al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos”, decía Eduardo Galeano.
Feliz cumpleaños tierra de fuerza, historia poderosa, pluriculturalidad y riqueza ancestral, que no se rinda nunca quien tiene el poder de reinventarse. Adelante Guajira inspiradora.