Los actos administrativos expedidos por el Gobierno Nacional y el Ministerio de Educación relacionados con el retorno a la asistencia presencial de clases, han generado un desafío entre Fecode en representación de los maestros del magisterio, padres de familia y la ministra de Educación.
Si bien es cierto, la carta Política de Colombia establece derechos fundamentales, por mencionar algunos, derechos a la educación, a la vida, a la salud y a la igualdad, tienen que ser garantizados por el Estado a la población. Por lo tanto, es imperativo constitucional que, a las niñas, niños y adolescentes se les proteja la supremacía a la vida y su salud.
En efecto, como están las cosas; sin vacunación masiva, sin la plenitud de garantías y medidas de bioseguridad, el regreso a clases presencial es irresponsable y alto riesgo para la población por la curva creciente de contagio y el virus ascendiendo su objetivo mortal.
Por ende, ¿cómo se deduce que un menor de edad logre protegerse y prevenir de este enemigo invisible, que de un adulto? si el mismo muy seguramente está ahí esperando, desde que salimos de nuestra vivienda, del contacto con el vecino, el conocido, en el medio de transporte, etc.
De igual modo, como padre de familia formulo esta pregunta ¿Cuál es el afán del Gobierno de imponer la normalización del retorno a clases presenciales en momentos críticos y letales que atraviesa el país?
Por supuesto en algunas regiones es más evidentes que en otras. Es un despropósito que un servidor público a través del poder, vulnere derechos fundamentales imponiendo un retorno insensato y traspasando sus funciones con abrir investigaciones disciplinarias en contra de los docentes.
Cabe recordar que la rama judicial, el poder legislativo y otros sectores, continúan sus actividades laborales desde la virtualidad y siguen recibiendo sus salarios y prestaciones, entonces por qué el Gobierno se empeña en estigmatizar al conglomerado de maestros siendo ellos progenitores de trasmisión del saber y el conocimiento ante la sociedad?
Si bien es cierto, en el territorio nacional se ha avanzado en la vacunación contra la Covid-19, a los docentes, maestros entre otros. De igual, han ajustado en infraestructura de salones garantizando señalización, el distanciamiento físico y la ventilación, pero señores Gobierno Nacional y Fecode, no es suficiente.
Insisto, cuál es el afán de la asistencia presencial de los hijos al colegio o universidades. Me atrevo a expresar que esta pandemia no es de acabar por estos tiempos. La OMS, sigue informando que se expanden nuevas variantes más fuertes y letales. Un semestre más o un año menos se restaura, pero la vida nunca. El protagonismo político ante una débil gestión pública por el afán de mostrar resultados, no es el blindaje a la vida.
A propósito, del rifirrafe entre Fecode y el Gobierno Nacional, con la expedición de la identidad ministerial 05 para el retorno a la presencialidad, estos últimos, se extralimitan en su competencias, invocando poder con fuerza de Ley expidiendo sus Decretos insensatos, propiciando “acoso laboral”, al universo de profesores, amenazas del no pago de sus salarios y prestaciones sociales (si estos mismos, son derechos adquiridos e irrenunciables con lo establecido en el Código Sustantivo del Trabajo y el Gobierno tiene que garantizarlos).
Sin embargo, es notorio; en muchas regiones del país por décadas las situaciones son precarias, no existe servicio de acueducto y alcantarillado, de luz y menos aún la tecnología no la conocen. Entonces como se pretende exigir cumplimiento si el mismo Estado, no ha sido garante, para brindar condiciones básicas y óptimas al derecho constitucional de la Educación.
De lo expuesto impera la virtualidad, el trabajo en casa, las TIC, mecanismos idóneos transitorios, que buscan facilitar y mitigar estas circunstancias en tiempo, modo y lugar, que no dan espera.
Sumado a esto, considero que los secretarios de educación municipal o distrital se han visto abocados e impotentes para contrarrestar la presunta obligatoriedad del retorno a clases presencial.
Según la OMS, Colombia sigue presentando el mayor incremento semanal en número de casos Covid-19 por cada 100.000 habitantes en la región. En efecto, la comunidad médica ha advertido en muchas ocasiones, abrir las instituciones educativas es el principal foco de contagio, Colombia es un país que adolece de exceso en normatividad, tal vez, letra muerta en algunos casos.
Si bien es cierto, en gran parte los maestros y maestras están vacunados, pero la comunidad educativa no, y este enemigo invisible y desgarrador virus ha acribillado muchos seres humanos, no selecciona color, raza ni estrato social, ya para qué arrepentirse.
Corolario: padres de familia no expongas a tus hijos protégelos y protégete. Maestros preserven la vida, ustedes también son padres y nosotros los hijos adultos también nos duele su ausencia, “un año escolar se recupera la vida no” ¿Cuál es el afán? piensa y decide con sensatez.