El Festival Cuna de Acordeones es en estos momentos tema de obligada referencia en Villanueva, y lo es todo el año de quienes propendemos por su bienestar y somos partes activas de este patrimonio cultural.
La particularidad actual es la singularidad de la elección de su presidente y su Consejo Directivo. Hay una inusitada efervescencia electoral que ha despertado gran animosidad y pugnacidad, donde hay por primera vez la intervención de instancias judiciales, gubernamentales, y pareciera participación política partidista también.
Al construir este escrito no voy a hacer juicio de ninguna naturaleza: ni de valores, ni éticos, ni folclórico, ni de merecimientos; voy a tratar de construirlo con un enfoque histórico, eso sí, con la gran esperanza que tenga fortaleza pedagógica, ejemplarizante y que sea un repositorio espiritual.
Cuna de Acordeones 1979 a 1992
Nace Cuna de Acordeones como la Organización Festival Cuna de Acordeones. El primer orgullo es sobre la versión del origen de su creación y de su nacimiento como organización.
¿Por qué nos genera orgullo?
Porque lo que siempre hemos aceptado unánimemente es que su origen está enmarcado en la semana cultural que se organizaba en el Colegio Nacional Roque de Alba. Esto se ha discutido, se ha llegado a consenso, pero nunca ha habido pugnacidad ni animadversión.
Luego sobre el sitio o lugar donde se concibió la idea o donde nació Cuna de Acordeones; gloriosamente esto ha tenido varias versiones y finalmente hemos aceptado con amistad y buen consentimiento donde nació y quienes fueron sus fundadores. También esto se ha logrado conciliar con el mejor ánimo, buen ambiente y generación de orgullo para los villanueveros.
Desde ahí, entonces, emergen grupos entre los villanueveros para defender y engrandecer el Festival, entiéndase bien, para defender y engrandecerlo desde su organización administrativa y folclórica, las relaciones públicas, el posicionamiento nacional como evento representativo de la genialidad de las dinastías villanueveras, la pureza y transparencia de su desarrollo folclórico y el poder de convocatoria nacional.
Estos grupos son ‘Los Compadres’ y ‘Los Contras’. La sublime característica de estos grupos “antagónicos, pero no enemigos”, era su férreo empoderamiento por la única causa esencial: El Festival Cuna de Acordeones, y eso generaba respeto y amistad entre los dos grupos y siempre se dirimieron sus desacuerdos con diálogo, participando todos como amables componedores, y se acogían ideas y sugerencias de ambos sectores y se armaba un Plan de Trabajo consensuado y “le metíamos el hombro todos” sin celos, ni miramientos “ni peleas por poder”.
Otra característica fue que la política partidista ni siquiera asomaba ni metía sus narices en las decisiones folclóricas y culturales que regían al Cuna de Acordeones porque había un pacto tácito de caballeros y un compromiso individual, interno, de sí mismo, de quienes participábamos en la efervescencia de la política partidista y electoral para que no lo hiciera. Nos oponíamos, primero desde nuestros corazones para que lo malsano de la actividad política partidista no nos fuera a contaminar. Otra característica fue que siempre al final celebrábamos no porque un sector se impuso sobre el otro, no, celebrábamos juntos porque íbamos a trabajar juntos por el Festival.
Que recuerde yo, había desavenencias, discrepancias, pero se superaban amistosamente y no se causaban heridas ni se promulgaba polarización o división de clases sociales; no era la humildad de una familia motivo de conmiseración para merecer por eso uno de sus miembros dignidad en la Junta Directiva.
Se manejaba la administración de manera artesanal, empírica y “en cuadernos y libretas”. No quiero decir ni voy a justificar que eso estuviera bien, pero nunca fue motivo de litis personales ni corporativa. Se hacían gastos e inversiones para sacar adelante el festival, incluso personales, del propio pecunio del Presidente y otros miembros de junta; siempre se contó con una casa amiga para celebraciones o atenciones de personalidades, por ejemplo la casa de la señora Ezequiela Sánchez; primó siempre la buena fe y el principio de solidaridad para con el festival, caso el grupo de damas adultas y jóvenes que eran Comité de Relaciones Públicas y eran para atender personalidades y para atender logísticamente a los participantes; eso lo hacían durante los 4 días de festival, día y noche.
Festival Cuna de Acordeones 1993 a 2023
Varios factores de cambio quiero señalar en esta etapa de la evolución que, según las definiciones filosóficas, sociológicas y de la concepción de la administración pública y privada, debieron ser para mejorar; entre estos factores está habernos constituidos en Fundación, ajustarnos a las normas de legalización de la institución creada y sus implicaciones legales sobre la contratación pública, el manejo de recursos del erario público y la democratización de la institución, entre otros, y esperábamos con esto el fortalecimiento del villanueverismo desde cuando definimos “Cuna de Acordeones es un estado del alma de los villanueveros”, y hoy, al parecer, el enfoque político partidista o un no sé qué que se está dando, nos los está convirtiendo en un karma del alma.
Los he visto con buenos ojos siempre y debo decirlo que ha habido avances en cuanto estos ajustes nos están permitiendo una buena fuente de financiación estatal, territorial y obviamente de la empresa privada. Lo que sí es claro es que debemos someternos a la rigurosidad de los organismos de control al manejar recursos públicos, así como nos sometimos a regímenes y normas legales al constituirnos en Fundación, gobernados por unos estatutos.
Hoy, año 2023, se ha suscitado un entrevero que traspasó las líneas blancas de la conciliación, el entendimiento y lo corporativo para situarse en la línea negra de la controversia legal, personal, pero sin el tono y el talante que caracterizó las etapas anteriores y los mecanismos anteriores para conformar Junta Directiva.
Si convirtiéramos en procedimiento la manera como se seleccionaban y elegían esos miembros, hay dos pasos fundamentales que usábamos siempre: 1) se conocían los nombres de los aspirantes y esto demandaba conversaciones y encuentros amistosos, gozosos para decidir y siempre había humo blanco, y 2) hacíamos proclamación conjunta. Fue así como mantuvimos la paz folclórica durante muchos años, y ojalá no nos vayan a decir hoy “que era improcedente esa forma de elegir al presidente y su Consejo Directivo”.
Destaco que era el denominador común la amistad, el respeto por nosotros mismos y por el Festival. Se hacían compromisos públicos, incluso, apoyados por los dos sectores, “de quien iba a ser el presidente este año y quien iba a ser el del año entrante” y se cumplían. Reitero, no estoy avalando con este comentario que eso fuera lo legalmente establecido. Quiero destacar era el sentido de amistad, entendimiento y finalmente “camaradería dentro de la controversia planteada” de todos los miembros de Cuna de Acordeones, y registro con orgullo el beneplácito casi siempre general que eso causaba en la población.
¡Hoy, desafortunadamente no está sucediendo así! ¿Se requiere una tercería?