La Guajira en toda su historia ha dado hombres de valía que enaltecen, no solo a la Península, sino a sus familiares, que es el mayor patrimonio que puede tener una familia de uno de los suyos. En esta columna quiero hacer un reconocimiento público a uno de los grandes hombres que ha dado nuestra tierra. Me refiero al exparlamentario conservador Alfredo Rafael Deluque Panaflet, padre de uno de los mejores gobernadores de votación popular que ha tenido La Guajira, Hernando Deluque Freyle y abuelo del actual parlamentario Alfredo Rafael Deluque Zuleta, y también padre de un gran jurista, como lo es Rafael Deluque Gómez.
Pocas veces ha nacido como vivido y muerto en Riohacha, un hombre tan honorable, honesto, auténtico, representativo, desapegado, dueño de sí mismo, con sindéresis y con tanto carácter, como lo fue este gran señor. Alfredo Deluque nació, vivió y murió con discreción, pero quienes tuvieron la fortuna de conocerle, detectaron y admiraron sus virtudes privadas y cívicas, en su vida y en la posteridad.
Nacido en el hogar formado por Don Solón Wenceslao Deluque y Doña Francisca Panaflet, en la Calle Cuarta y después se trasladó a la famosa Casa del Balcón, de la Calle Ancha, que en la época se convirtió en el santuario de los laureanistas y de los alvaristas de esa Riohacha colonial que mantenían un intercambio comercial, no solo con las Antillas Holandesas, sino con la misma Colombia, especialmente con Mompox, de esa Riohacha, de esas décadas sin servicios públicos y con luminarias impuestas en las puertas de las casas por la policía local.
Don Alfredo Deluque hizo una carrera de honor como servidor público, en la que brilló por su poderosa inteligencia- era muy leído y experimentado en temas de contabilidad y derecho, donde era un autodidacta- su carácter sin quiebre, armado únicamente con la caparazón de su honestidad, la veracidad, la firmeza, la valentía, la amistad, la magnanimidad, la justicia, entre otros, de lo que estaba constituido este gran hombre, quien fuera administrador de aduana en su tierra natal, secretario de hacienda y funcionario de la tesorería general y que de dichos cargos salió más pobre de lo que entró, hasta el día de su muerte. Únicamente dejó a los suyos el invaluable legado del ejemplo de vida honesta. Fue también, concejal y representante a la Cámara por la Península, dejando una gran estela de su impronta moral en el trascurrir que tuvo de su vida transparente y cristalina, que fueron sus mayores tesoros.
Fue partidario de que la cosa pública fuera protegida por la moralidad de sus responsables y se caracterizó también, como un gran orador. La verdad fundamental de este gran conservador fue la sindéresis y el tino de hacer prevalecer la convivencia de los partidos, como lo recomendaba el Libertador Simón Bolívar en su testamento político. Murió el 12 de octubre de 1967 y los liberales y conservadores de la época sintieron su muerte en lo más recóndito de su alma, porque de verdad, verdad, Don Alfredo Deluque se convirtió en un gran conciliador de esa política que imperaba en esas calendas y que él mantuvo esa civilidad, dando ejemplo de grandeza de lo que fue un gran dirigente que tuvo el Departamento para fortuna de los guajiros.
Hoy, al hacer memoria de este gran dirigente, la historia se entrelaza con su hijo, Nando Deluque, quien igual que su padre, es un gran conciliador de la política departamental y lo demostró hace unos años, cuando en la campaña a la gobernación de Jorge Pérez Bernier, andaba con el también exgobernador Jorge Eliécer Ballesteros Bernier, quien le arrebató, a través de un fallo, la gobernación e inclusive, nombró como abogado de su hijo al mismo jurista que hizo que cambiaran jurisprudencia en el Consejo de Estado, como lo fue José Manuel Abuchaibe Escolar. Esto se llama civilidad política, que como buena genética heredó de su padre y lo ha venido demostrando en su vida pública, como un gran demócrata, así otros quieran apartarlo bajo las amenazas de ella. Herencia esta que se patentiza en su nieto, Alfredo Deluque Zuleta, senador por el Partido de la U y quien se ha posicionado como uno de los mejores líderes de La Guajira, con hechos y con sus actuares ha heredado, para bien, el ADN de su abuelo. Qué bueno recordar a ese gran dirigente llamado Alfredo Deluque Panaflet.