Un amigo y asiduo lector de esta columna tuvo a bien invitarme a la 46 versión del Festival Cuna de Acordeones en homenaje a Rita Fernández Padilla e Ismael Fernández Gámez, tuve el honor de haber sido designado jurado en la modalidad de acordeoneros categoría profesional y hoy quiero compartir con ustedes buena parte de lo que vi y viví en este evento.
Lo primero que tengo que resaltar es que observé en la junta organizadora del Festival que no es un grupo de trabajo en el cual cada uno se dedica a lo suyo, sino más bien un equipo en el que se nota la sinergia y el apoyo mutuo entre sus miembros para el logro de un fin común, esto a mi juicio ya es un gran avance digno de aplaudir e imitar.
En este tipo de organizaciones lo más común es que se postulen muchos y al final trabajen muy pocos o que la mayoría de sus miembros viva pendiente de ganancias y no de apoyar en el arduo trabajo. En Villanueva observé un equipo comprometido, a mi juicio bien liderado por su presidente el abogado Raúl Hernández Maestre y resalto también a dos miembros de junta que los vi como se dice coloquialmente ‘sudar la camiseta’ el doctor Marlon Consuegra y Luis Ángel “El papá” Pastor, este último en la coordinación artística y folclórica.
Ahora quiero referirme a los concursos. En este Festival se sintió organización y disciplina desde antes de iniciar el mismo; me cuentan que respecto a algunos aspirantes a participar, se reservaron el derecho de admisión y les fue negada la inscripción por sus antecedentes en este y otros eventos; pero no solo eso, en el marco de los concursos sancionaron a varios participantes con la descalificación e inmediata expulsión por transgredir el reglamento, caso canciones inéditas por leer en tarima.
En el concurso de acordeón profesional la junta decidió que de los cinco miembros del jurado tres fueran acordeoneros, lo cual me parece muy acertado, sin perjuicio de otros aspectos que tienen que ver con amiguismos o animadversión que se suelen dar en la música y en todos los gremios. Algo que también me pareció acertado e interesante fue que a pesar de encontrarse en la final un concursante nacido en Villanueva, entre los miembros del jurado solo había un villanuevero, es decir no propugnaron por el localismo, lo que es muy común en muchos festivales.
Debo destacar que solo estuve el último día del evento y por lo tanto esta apreciación es de lo que ocurrió en la final. Quedé gratamente sorprendido con el espectáculo brindado por Elder Dayán Díaz y Lucas Dangond, definitivamente estos jóvenes se están alejando del lote, en la calidad de puesta en escena y también en el canto del hijo de Diomedes, cada vez se le siente más afinado, empoderado y conectado con el público.
En conclusión, creo que el Festival Cuna de Acordeones de Villanueva, La Guajira, va por el camino correcto, por lo menos en lo que tiene que ver con sus organizadores, la mafia de algunos participantes sigue incólume.
Colofón: Este domingo 29 de septiembre cierra con broche de oro el 41 Festival Folclórico, Agrícola y Minero y las fiestas patronales de San Miguel Arcángel de La Jagua de Ibirico, Cesar, que este año se dio el lujo de presentar nada menos que a Silvestre Dangond, ‘Gusi’ y la Banda del 5 en el estadio La Villa Deportiva. Allá nos vemos porque no es fácil que en otro pueblo del Cesar presenten a Silvestre y su espectáculo único e irrepetible.