La aspiración de “Santa” Lopesierra a la Alcaldía de Maicao me generaban más dudas que certezas. Ahora que su inscripción ha sido anulada por el CNE, resulta paradójicamente, que surgen más dudas que las que tenía.
Nunca las elecciones en Maicao habían sido tan seguidas por la prensa nacional, al punto que por toda una semana medios nacionales han desplegado sus equipos a cubrir lo que pasa en Maicao previo a las elecciones de octubre. Y lo hacen porque está “Santa” en el ruedo y porque tiene altas posibilidades de ser alcalde.
Me preguntaba en estos días una periodista cómo se explicaba que, una persona con los antecedentes de Lopesierra estuviera tan opcionado a ser elegido alcalde. Habría que ahondar en las motivaciones populares para votar en el Caribe colombiano, van más allá del rasero de la ética para hacer parte de lo que han llamado economía moral. En nuestra provincia existe una serie de mecanismos redistributivos y de ayuda recíproca, comunitarios y familiares, que constituyen una red de seguridad social, las que explotan algunos caciques políticos quienes se muestran generosos y solidarios con muchas personas y luego reciben en compensación favores electorales. Eso explica por qué a Ñoño Elías lo recibieron como un héroe al salir de la cárcel y puede dar luz para entender que muchos votantes no escruten el pasado de “Santa” y lo vean como un futuro alcalde al que podrán seguir pidiéndoles favores.
Y no se trata solo del elector que pertenece a esa masa informe que es el populacho. Recordemos que, incluso, la muy reconocida columnista de extrema derecha Salud Hernández, quien precia de moralista, abundó en lisonjas y honores hacia Lopesierra justificando la legitimidad de un posible mandato.
Ahora bien. Cuáles eran las incertidumbres que me abrumaban en el primer escenario con “Santa” como candidato. ¿Tendría validez su inscripción? ¿Aparecería en el tarjetón? ¿Si lo eligen, se podría posesionar? ¿Lo dejarían gobernar? ¿Habría elecciones atípicas? ¿Se sentaría Lopesierra a gobernar? Esta última pregunta me surgió porque tengo la impresión que a “Santa” le gusta tener una credencial de poder, pero no es que sea muy diligente para sentarse a gobernar. En su paso por el Consejo de Maicao, la Asamblea y el Congreso, no es que se haya distinguido por hacer presencia y por una agenda legislativa. Mucho menos me imaginaba a Santa sentado en el despacho o recorriendo la ciudad solucionando “tanto chicharrón” que tiene.
Pero Santa ha sido tan impredecible como intrépido. Cuando todos esperaban verlo recogiendo su tolda o irse con esta al mejor árbol, encuentra en los artículos 31 y 32 de la ley 1475 del 2011 un salvavidas. Es entonces que emerge un nombre desconocido: Samuel Santander Lopesierra Rosado, su hijo “Santica”. Se inscribe en su remplazo respaldado por el grupo significativo de ciudadanos que recolectó 63.825 firmas. Se abre así un segundo escenario y no el que todos esperaban: que Santa endosara su caudal electoral a otra campaña para sacar de aguas correntonas su sombrero y al menos, disfrutar de privilegios burocráticos y futuro político. No sucedió así: ¿intrepidez o harakiri? El tiempo lo dirá.
Este segundo escenario de “Santica”, no deja de generar inquietudes e interrogantes. ¿Podrá demostrar Lopesierra Rosado que cumple con los requisitos para ser inscrito para elecciones de alcalde de Maicao? ¿Pasamos de una incertidumbre de anulación de inscripción a otra? ¿Votarán los maicaeros por un candidato que no nació ni nunca ha vivido en la ciudad? ¿Es tanto el fervor y venero de los maicaeros por “Santa” que votarían por su hijo aún sin conocerlo? ¿En caso que gane “Santica”, por cuánto tiempo gobernaría? ¿Habría atípicas? ¿Se sentaría solo a firmar lo que su papá decida?
Como vemos, el segundo escenario es tan difuso e incierto como el primero. Claro, el que tiene sus intereses en que “Santa” o “Santica” se lleguen a manejar la administración municipal la verán tan clara y fácil. Nada alentador el panorama electoral en Maicao, sobran nubarrones que nos tienen en el ojo de huracán. Esta vez “Santa Claus” ¿vendrá cargado de regalos o de incertidumbres? Sobre los demás candidatos me referiré en la segunda parte de esta columna.