En un valor agregado importante para la salvaguardar del patrimonio inmaterial de la humanidad, declarado por la Unesco en el año 2015 para la música vallenata, se convierte hoy la maravillosa idea del arquitecto y compositor sanjuanero Roberto Calderón, de historiar la cuna de las composiciones vallenatas con la apertura de las puertas de un museo y la escuela de compositores Roberto Calderón, en el municipio de San Juan del Cesar, su tierra natal y epicentro de la composición vallenata, el pasado sábado 4 de marzo de 2023.
En un acto sencillo y muy solemne con la presencia de autoridades de la cultura, de los propios compositores, de Sayco, de la Fundación Francisco el Hombre, La Fundación Festival de La Leyenda vallenata y La Fundación del Festival Nacional de Compositores junto a la comunidad en general, se llevó acabo el evento inaugural que marcará para siempre la memoria y los corazones populares por el sagrado arte de hacer canciones en San Juan del Cesar.
El museo y la Escuela de compositores superaron las expectativas del proyecto que se esperaba por muchos años y la multitudinaria convocatoria del compositor referente de La Luna Sanjuanera, también estuvo a la altura de las pretensiones de propios y extraños que se dieron cita al sitio de la convocatoria.
Más que merecido tiene San Juan del Cesar una obra cultural de estas proporciones, pues el hecho de ser cuna del natalicio de más de cien compositores, así lo demuestran Sus hermosos valles del Cesar” y el Ranchería, los caminitos reales de la infancia de sus autores, sus blancos arenales, sus encantadores mujeres con porte de reinas y su propia idiosincrasia, usos y costumbres, convirtieron a sus hombres en colosos de la musa y la inspiración hasta escribir hermosas letras que se metieron en el corazón del país vallenato y el mundo entero, al son de la caja, guacharaca y acordeón.
Una galería por donde debuten y desfilen en cartelera Isaac Carrillo, Roberto, Beto, Efrén y Amílcar Calderón, Marciano Martínez, Franklin Moya, Aurelio Núñez, Robert Oñate, Jacinto Leonardi Vega, Rafael Manjarrez, Nacho Urbina, Luis Egurrola, Deimer Marín, Alexander Oñate y Gogui Celedón, entre otros, es una inolvidable velada como para alquilar los mejores balcones de Casa Murillo en San Juan. Indudablemente, que todo el mérito de la noche fue para Roberto Calderón, quien se ha convertido en un centinela guardián y el más acérrimo defensor de la letra y música, no solamente de sus canciones, sino de toda esa pléyade de compositores de la que hace parte.
Fue un día de gala que quedará para la historia, para que en adelante se realicen desde el rigor científico de la investigación importantes trabajos que le revelen a la humanidad el misterioso y exótico historial que encierra el territorio donde nacen las canciones.
Se conocerán las realidades y ficción de las melodías vallenatas, y su contenido vivencial o ficticio, y el alcance, o las riendas sueltas de un mortal que pone a soñar a la humanidad y a meterse en el éxtasis de su propia imaginación. A partir de la inauguración del museo, los turistas podrán venir a San Juan a recorrer la historia musical de este pueblo romántico y soñador.
Propios y vecinos podrán deleitarse con la vida y obra musical de los autores y compositores de sus preferencias hasta vivir de manera interactiva ese mundo mágico de fascinación de la más alta pureza del campo, además, de recorrer sus calles llenas de alegrías. En buena hora consideramos que se hizo esta importante inversión para visibilizar ante el país, lo que se considera el patrimonio intangible de la cultura del pueblo sanjuanero y que complementan la actividad turística de uno de los 25 pueblos que enamoran de Colombia.
San Juan del Cesar se posiciona como un referente de la cultura musical del mundo vallenato, por ser tierra de poetas, tierra de compositores y autores que tanta gloria le han dado a este folclor y que apenas comienza a vérsele retribuidos en realidades para su desarrollo social y económico. Se requiere ser un excelentísimo patriota para liderar procesos como este y eso enaltece aún más la obra y el talento de Roberto Calderón, porque uno la tierra donde nace la debe querer de esta manera. Desde esta tribuna de opinión solo resta decir, que no se necesita ser alcalde, para dejarle un legado al pueblo donde uno tiene enterrado su ombligo y sus difuntos, son hechos, no palabras.