Por Hernán Baquero Bracho
La Guajira como es de todos conocidos, fue creada el 1 de julio de 1965, bajo el liderazgo del líder samario José Ignacio ‘Nacho’ Vives Echeverría. Entre otras cosas he ahí también la raíz de nuestros males. Mientras nuestro recién creado Departamento era manejado con todo el respeto por este personaje, el Cesar que también fue creado en la misma época, llegó como gobernador el expresidente Alfonso López Michelsen, quien se empoderó no solo de su departamento, sino de su gente y lo jalonó de mejor manera y de ahí que el Cesar y Valledupar se dispararon en progreso y La Guajira se eclipsó.
Desde ese año hasta la década de los 70, el modelo económico que predominó fue el “modelo centralista”, de ahí en adelante con las explotaciones gasíferas y carboníferas, el modelo económico que ha predominado es el de una economía de enclave y con este modelo impuesto también por el Gobierno central, la economía departamental ha colapsado y por ende nos eclipsó de poder tener un modelo de desarrollo productivo e industrial, que nos hubiera sacado del ostracismo cuando La Guajira se formó institucionalmente como Departamento.
En la aplicación de esta economía de enclave, el Gobierno ha tenido mucho que ver, cuando se iniciaron las explotaciones gasíferas y carboníferas y luego la entrada del “boom” de estos recursos naturales, que le han generado el mayor ingreso per cápita por concepto de regalías al país, y por decirlo de una manera, al no tener una dirección acertada y una prevención especialmente en las explotaciones carboníferas, donde no se preparó al sector salud y mucho menos la adecuación de las infraestructuras físicas de los hospitales en el Departamento, para tener un plan de contingencia con los efectos colaterales que tendrían los técnicos y operadores de maquinaria pesada de Cerrejón y poder así contrarrestar los daños físicos y psicológicos como en efecto ha venido sucediendo, y la parte sicológica de los operadores mineros la combatían a base de tragos en sus días de descanso, cuando se inició la operación del Cerrejón y hoy al no preverse a tiempo de un verdadero plan de contingencia, lo que ha venido sucediendo es que cientos de operadores se encuentran no aptos para continuar en sus labores.
Otro factor negativo es que no se proyectaron cadenas productivas de los insumos que iba a necesitar la operación minera en la parte industrial y productiva, y lo más nefasto fue la entrada de más de $8 billones que ha recibido La Guajira por regalías, donde no hubo una planeación ni control en su manejo, y fue cuando se disparó la corrupción de manera alarmante, y hoy estamos pagando las consecuencias, al no establecer un verdadero modelo económico por parte del Gobierno.