El Juego del Calamar hoy de moda, es un juego sumamente físico y solo puede concluir si llega a un solo ganador a la final, en este juego de supervivencia, participan cientos de personas con dificultades económicas que esperan obtener el premio de 45 mil millones.
El panorama político en La Guajira ad portas de elegir, senadores y representantes se está convirtiendo en un juego del Calamar Guajiro; este tipo de series juegan con un argumento que es confuso para mucha gente, ambientado en juegos infantiles coreanos, detrás de los cuales surge una violencia y dolor desmesurado.
Acá las dificultades no son económicas, son de poder y de votos, aunque viéndolo bien también es económica porque los pactos o alianzas siempre van precedidos de altas sumas de dinero, no es un juego totalmente físico, aunque es bastante desgastante es un juego político, esta vez muy interesante y pocas veces visto en la península de Padilla, por los cambios que impuso y causó la pandemia.
Ya los trapos rojos y azules no flequetean como antes, ya no hay manchas ni roja ni azul, hoy es un arcoíris que se esfuma en segundos y se vuelve a formar cuando la conveniencia haga garuar con sol y salga nuevamente; esta serie política tendrá un comienzo, una conclusión y una moraleja, con personajes con una intención muy clara: ¡Poder! ¡Pulso! y un abre bocas para las atípicas que se puedan dar y para dentro de dos años en los comicios del próximo cuatrienio.
¿Es difícil anteponer ambiciones ante el bien común? Que básicamente consiste en aquello que beneficia a la sociedad, incluyendo tanto a ciudadanos como a sistemas sociales e instituciones, que garantice el bien común de toda la sociedad; debería ser uno de los fines de este juego político que hoy se vislumbra en La Guajira, donde encontramos contradictores acérrimos, con ideas contrarias, hasta amistades irreconciliables y que hoy se ven tocándose las ventanas, por otro bien; el bien común implica justicia, seguridad, la defensa del bien general, el respeto y la protección de las personas y sus derechos.
Por qué no, una alianza estratégica con la cooperación real de todas las fuerzas, una fuerza común que construya una agenda política pública, basada en la igualdad, un puente que conecte a La Guajira con la Nación para beneficios visibles y medibles, donde prime la gestión efectiva que solucione en gran parte la problemática que todos conocemos. Hay que romper con el paradigma que ha prevalecido en los últimos cuatrienios, hay que construir pactos sociales sostenibles en el largo plazo para que se vea una luz al final del túnel, muchas son las dificultades, hay que alcanzar acuerdos en el ámbito de la política social en general; siempre se está obstaculizando las buenas acciones políticas hay que permitir que se proyecten en forma coherente, incluyente y con el solo compromiso… La Guajira.
Llegó la hora de aprender de los errores y de los aciertos, hay que ver experiencias exitosas de otras regiones (Antioquia, Caldas, en la Costa Atlántico, por ejemplo) es obligatorio buscar los mecanismos para hacerla realidad, teniendo en cuenta nuestra propia historia, hay que hacer aportes relevantes para la discusión de La Guajira que soñamos y queremos, más allá de cualquier interés, con el ideal construir una convivencia política en medio de las diferencias, con menos desigualdades, basado en derechos y libertades. Es posible soñar con un mejor futuro lleno de bienestar para nuestra querida Guajira.