Noviembre fue un buen escenario donde se protagonizó en distintos eventos una fuerte discusión sobre el estado de la salud en Colombia, los resultados nos demuestran la calamidad de este sector, puesta en manos de la Ley 100 de 1993, donde todo demuestra que dicha Ley está llevando a la postración la prestación de la salud, a costa de los negociados que ampara.
Las EPS, han recibido un serio cuestionamiento, a pesar de que en el congreso han empujado a través de sus escuderos una airada reclamación al Gobierno nacional para que le desenfunden de una vez por todas $ 900.000 millones que les tiene retenido el Fosyga.
Sus escuderos denuncian como perjudicial el instrumento legal que utiliza el pueblo para reclamar el derecho a la salud que agresivamente le es negado por estas entidades, La Tutela; reclaman una reforma estatutaria, que no las ponga a depender de los entes territoriales, para recibir las mesadas, que luego ellas trasfieren a las IPS; cuestionan a la Supersalud, por que no actúa con diligencia frente al Fosyga.
Sin embargo, los hechos nos demuestran su responsabilidad por todo el descalabro de la salud, lo que no ha hecho la Supersalud, lo está haciendo la superintendencia de industria y comercio, que a abierto investigación a 15 EPS y a la Acemi, organismo que los agrupa: por posibles acuerdos que hicieron esas empresas y la Asociación para negar servicios de salud, limitar la información suministrada al gobierno y fijar los precios de sus servicios. Lo que constituye según la SIC como impedimento de la libre competencia.
Es notorio el poderoso vínculo de los propietarios de la EPS con el gobierno, lo que les permite el abuso atentatorio contra un derecho tan sensible como la salud, pero por encima de todo está el carácter de negocio que le imprime la Ley 100 de la cual Uribe fue su ponente.
El 25 de noviembre la Contraloría General de la Nación presentó su informe en donde expresa “El Sistema General de la Seguridad Social en salud tampoco ha logrado superar las desigualdades acumuladas desde principios del siglo pasado. “A pesar de los mecanismos de regulación…” el ambiente estuvo aromatizado por los malos resultados del gobierno en materia social, conclusión general: se rajó.
En un foro realizado en el salón Elíptico del capitolio nacional sobre “El sistema general de seguridad social y su impacto en los hospitales públicos en Colombia” el 26 de noviembre, se hicieron planteamientos que apuntaban directamente a las EPS como responsables de la crisis de los hospitales, asfixiándolos financieramente para que el gobierno declare su inviabilidad y proceder a privatizarlos; se denunció a la intermediación EPS, como barrera para la prestación de un buen servicio; las EPS se apropian entre el 8 y el 10% directamente, por concepto de administración, no prestan servicios de salud, es decir, que sin EPS bien puede funcionar el sistema de salud.
En el carrusel de la intermediación se queda aproximadamente el 40% del dinero destinado a la salud, ¡Un negociazo!
De la 54 reunión de gobernadores realizada en la ciudad de Manizales, ante las quejas surgidas por la incapacidad de atender los departamentos las deudas con las EPS, por los costos de los servicios de los NO POS*, Uribe declaró la Emergencia Social en Salud, emergencia que en vez de subsanar sus causas, las profundiza, y solo la acomete por la vía del incremento de los impuestos, lo que le ha valido un rechazo general.
La incertidumbre de la salud, ha dejado en claro el fracaso del modelo de aseguramiento, del cual solo se aferran el gobierno, los legisladores uribistas y los negociantes propietarios de la EPS, que en plata blanca no son más que un círculo de mercantilistas, que han hecho de la salud uno de los negocios mas lucrativos, en desmedro de la salud del pueblo con menos acceso a ella.
*Eufemístico, Plan Obligatorio de Salud, medicina que no están incluidas o autorizada a proveer a los enfermos que la requieren, por sus costos; usted oirá que la gente se queja que por lo regular le formulan acetaminofen genérico, por lo barato: Los “sabios” del mercado a eso “genialmente” le llaman costos beneficios; en el pueblo se conoce como crueldad, infamia, deshumanización.
Nota: Esta columna fue publicada el 06 de diciembre de 2009