“Quisiera preguntarte Rafael, cuál es el festival que has elegido tú, para el pueblo vallenato, si tu comportamiento no trata con él porque el folclor es del campo”.
El aparte transcrito es de la canción ‘Festival Vallenato’, de la autoría de Luis Francisco Mendoza Pitre, grabada con éxito por Alejo Durán en el LP ‘Alejo 73’ que salió en 1972, y también por el venezolano Nelson Enríquez en el mismo año.
Es un homenaje de desagravio de ‘Geño’ Mendoza a su coterráneo, el atiquero Luis Enrique Martínez. Fue aquella vez cuando en 1971 el jurado proclamó como ganador en el concurso de Rey Vallenato a Alberto Pacheco Balmaceda, y no al ‘Pollo Vallenato’, que era el favorito del público. Entonces dijo el compositor que “al ‘Pollo’ lo vieron salir en las garras del jurado”.
Hemos recordado ese tema musical a propósito de la realización de la más reciente versión del Festival de la Leyenda Vallenata.
No me referiré a los temas espinosos que están haciendo ruido una vez concluido el certamen más importante para la música de Francisco El Hombre, me ocuparé es de su cada vez más silencioso registro en medios a nivel nacional. Es indiscutible que los aduladores que hay alrededor de la Fundación y de sus directivos, y de quienes allá se emborracharon no estarán de acuerdo conmigo, y los entiendo, porque quien está en medio del ruido de música, bebiendo ron y oyendo tambores no escuchan ni están en capacidad de ver lo que vemos y escuchamos los ciudadanos comunes que en ese momento estamos en una hamaca leyendo un buen libro, escuchando la radio o reflexionando en la soledad.
Lo dijimos en nuestra cuenta de Twitter y lo habíamos advertido en esta misma columna alguna vez, el Festival Vallenato está cada vez más invisibilizado ante los ojos y los oídos del país, y esto arrancó desde que comenzaron a ponerle el techo bajito a los medios que deseaban transmitir los actos, galas y concursos, se le comenzaron a imponer condiciones administrativas y económicas que terminaron espantando de la ciudad de los Santos Reyes a las programadoras de televisión con capacidad para transmitir sus incidencias, en los concursos.
No hace muchos años logramos ver transmisiones que permitieron a quienes no podían viajar hasta allá a ver en vivo y en directo los concursos de piqueria, canción inédita, y de acordeones, no solo la final, sino las semifinales, y la presentación se hacía por personas que conocían del tema, que entendían la vaina, eso se acabó, ahora todo se ha reducido a su mínima expresión, porque Telecaribe, ‘Nuestro canal’, cada vez hace un cubrimiento más precario, defectuoso y con más improvisaciones.
Lo que sucedió durante la transmisión de la final en el reciente festival, fue vergonzoso, irritante, desesperante para el televidente. En primer lugar, quienes tuvieron a cargo la presentación, o no saben un carajo de vallenato, o estaban nerviosos o no ensayaron, lo cierto es que no dieron pie con bola, se dedicaron a los lugares comunes, comentarios flojos y con descoordinación absoluta, y la tapa de la cajeta de ese desastre fue que por estar hablando paja, por dedicarse a detalles intrascendentes enfocando cámara y sonido a ellos, destacando su ropa y su alegría de estar allí, no estuvieron atentos a lo que sucedía en tarima, así que cuando volvían a transmitir lo que al público le importaba, ya el concursante iba a mitad de canción.
Todavía hay más, es que le dieron un machetazo a la transmisión, sin pedir siquiera excusas a los televidentes que esperábamos conocer el resultado de la deliberación del jurado para saber quién fue Rey, total, lo que se vio fue un desastre irrespetuoso con el televidente, el trato que se recibió con esa transmisión fue de trapitos de bajar olletas.
El tema de la radio tampoco escapa a lo que se está presentando con la televisión, es hora de que la organización del evento tenga en cuenta a la radio con estímulos para que sean posibles sus transmisiones.
Deben verificar qué está pasando porque las grandes cadenas radiales han abandonado al festival, se les está convirtiendo en materia de medios en un Festivalito de Pueblo Chiquito, del cual cada vez se sabe menos en el país. Esta vez les salvó la patria la red de emisoras del Sistema Cardenal, eso disimuló la situación, pero lo que se ve es dramático, el Festival Vallenato hasta hace pocos años ponía a hablar al país, ya no. De eso estamos ocupándonos nosotros mismos, se está quedando en lo parroquial, porque inclusive, los reportes que se conocen en medios nacionales se reducen a notas en TV o por noticieros de radio de tres a cinco minutos.
Señores, abran los ojos, esto no va bien, y se tiene el ineludible compromiso de impedir que el vallenato verdadero se acabe, se requiere empujar en la dirección del Plan Especial de Salvaguardia de la Música Vallenata.
Ojalá reflexionen porque el asunto va por mal camino, con lo cual no estoy diciendo que el festival se va a acabar, lo que preocupa es que cada vez marca menos en el conocimiento nacional, las bellísimas canciones que compiten y llegan a semifinales no las conoce casi nadie, a los verseadores tampoco los escucha ninguno, es más, en el interior del país, creen que eso se acabó. ¡Revisen el libreto, porque están matando el grillo para sacarle el pito!