La lista de pronósticos poco favorables frente a la que será la operación de las nuevas empresas de servicio de comercialización y distribución de energía en la región Caribe, Air-e y Afinia, es bastante larga. Los presagios, que deseamos nunca ver cumplidos, se sustentan en la crítica situación que mantienen ambos mercados debido a los años de rezago en las inversiones.
Todo lo anterior sumado a las nuevas problemáticas derivadas de la pandemia mundial, que agravaron los indicadores de nivel de recaudo; disminuyéndolos de un 70% a un 50%, y que incrementaron las pérdidas de Electricaribe, llevándolas del 30% al 38%; aumenta nuestra preocupación sobre el futuro de la operación de estas dos nuevas empresas.
Aunque el mercado conformado por Atlántico, Magdalena y La Guajira, que se encuentra a cargo de Air-e, del Consorcio de la Costa integrado por la Empresa de Energía de Pereira y Latin American Corp, es considerado el segmento más complejo y menos atractivo por tener un mayor rezago de inversiones, indicadores deficientes y agrupar a los municipios con más altos índices de robo de energía, entre otras dificultades, no nos deja de preocupar también, la operación de Afinia a cargo de las Empresas Públicas de Medellín (EPM).
Este nuevo mercado que cubre el servicio en Bolívar, Sucre, Córdoba y Cesar, fue claramente identificado como crítico según la matriz realizada por EPM, que sugiere 14 riesgos, 5 de estos considerados de máximas consecuencias con muy alta y alta probabilidad de ocurrencia, entre ellos: el incumplimiento de las metas de recaudo, el desplazamiento en las metas de pérdidas y de calidad, un mayor valor del Capex, entre otros, evidenciando graves peligros para el que se consideraba el segmento más prometedor.
Ciertamente, las empresas Air-e y Afinia se encuentran en la actualidad con los mismos problemas que tenía Electricaribe, sin embargo está en manos de cada operador demostrar si existe un interés genuino por lograr un cambio radical en la historia de la prestación del servicio eléctrico de la Costa Caribe. No podemos tapar el sol con un dedo y creer que la calidad del servicio en los siete departamentos mejorará de la noche a la mañana, pero estaremos atentos de ir comprobando los indicadores de cumplimiento en los compromisos de inversiones que deben realizar las nuevas compañías para que no se vuelva a repetir la historia que hemos padecido por años.
A pesar de las inquietudes, aún sin despejar, acerca del proceso de subasta en el que se realizó la adjudicación de estos dos mercados, y conocedores de los riesgos asociados a la adquisición de Caribe Sol y Caribe Mar, nos declaramos dispuestos a darle nuestro voto de confianza a las empresas Air-e y Afinia, para apoyar este nuevo proceso que exige grandes retos por parte de los nuevos operadores, entre ellos lograr una solución estructural con la que se asegure la sostenibilidad de la prestación del servicio de energía en la Costa.