$4.859,79 fue el precio máximo del dólar el 20 de octubre de 2.022 (TRM del miércoles 26 de octubre cotizó a $4,948.14), no se vislumbra un tope para los días venideros, hasta el presidente Petro, salido de ropas, dejando a un lado la diplomacia, en directa alusión a los EE.UU, expresó desde Uraba: “Se están vaciando las economías de las naciones latinoamericanas.
Se está saqueando a América Latina. Nuestras monedas caen todas, no solo el peso colombiano”. Estas expresiones jamás habían sido pronunciada por presidente alguno, de la vida republicana del país.
Y no es para menos, en enero 5 del presente anuario, se escandalizaba el país por la trepada del dólar a los $ 4.082.75, es decir que al día de hoy el peso colombiano se ha desvalorizado frente al dólar, en 19,03%, (según mis cálculos) mientras que en todo el 2021 según, el Boletín de indicadores económicos del Banco de la República del 3 de enero de 2022, mostraba que el peso se devaluó a una tasa de 15,98 %, el 31 de diciembre de 2021. Esa cifra interviene de manera negativa para el país: aumento exorbitante de la deuda, aumento en la totalidad de las mercancías importadas, de la cual no se salva nadie; nuestro comercio tiene como moneda principal, el dólar; las exportaciones no escapan, gran cantidad de los insumos de nuestros productos utilizan son norteamericanos. Los malhechores que trafican con dineros golondrinos sacan los dólares del país, buscando mejor postor. Y, así pretenden no ser gravados.
Mínimamente todas las trasnacionales, así no se rebaje nominalmente el salario de los trabajadores, van ganando, en esa misma proporción – 19,03% – frente al salario a pagar, el trabajo de los obreros colombianos les salen cada día más barato. Si bien hasta ahora el aumento de los salarios en general ha permanecido por debajo de la inflación.
Así como hay países que cobran las ganancias súbitas, se debía cobrar un impuesto por devaluación. Y tienen la desfachatez de exigir excepciones tributarias.
En el último informe del FMI, no oculta sus temores frente a un default (moratoria del pago de la deuda)de los países dependientes o atrasados como el nuestro, por la imposibilidad de cumplir con las obligaciones del servicio de la deuda, por las dificultades económicas que el mismo imperio les impone con sus organismos multilaterales; hoy, más que nunca, el gobierno colombiano con la presidencia del compañero Petro, debe urgentemente plantearse desmontar la regla fiscal por obsoleta y obstructiva del desarrollo económico.
Debemos ganar las calles para impedir que el Banco de la República asuma un nuevo reajuste de la tasa de interés, cuyo efecto directo es la pérdida de la capacidad adquisitiva del salario, mientras el dólar y la inflación siguen su rumbo ascendente. El aumento de las presiones de los precios sigue siendo la amenaza más inminente para la prosperidad actual y futura, porque contrae los ingresos reales y socava la estabilidad macroeconómica.
Es urgente además, la independencia económica frente a los Estados Unidos, aplicando el intercambio comercial sujeto a las monedas nacionales con quien se comercia, así han logrado muchos países librarse de la pesadilla del dólar, por la incontenible emisión de la FED.
La guerra en Ucrania, que enfrenta a las potencias imperialistas, EEUU y la UE frente a Rusia, no respira tregua, y ya, no solo son los pueblos de los potencias en contienda los directos perjudicados, lo son también los pueblos de América Latina, África y Asia. Prácticamente estamos en una guerra de consecuencias mundiales: el desbordado precio de los alimentos con sus efectos inflacionarios, son la guerra misma, en todos los rincones del mundo.
Desde ayer los ricos británicos tienen en jaque a su recién posesionada primera ministra conservadora Liz Truss, le hicieron retroceder una reforma tributaria donde les aumentaba impuestos, pues, los ahoga una inflación que bordea el 10%. Estados Unidos se debate en recurrentes trimestres de cifras dolorosas de su economía que auguran una incontenible recesión para 2023, acompañada de una inflación del 8.2% en el mes de septiembre. Pese a la desaceleración económica, las presiones inflacionarias están demostrando ser más extensas y persistentes de lo esperado. Ahora se prevé que la inflación mundial alcance un máximo de 9,5% este año.
*Informes de perspectivas de la economía mundial del FMI. Octubre de 2022