En la mayoría de mis escritos, tomo como marco de referencia al Colegio Nacional Roque de Alba de Villanueva y la razón es muy sencilla: en la década de los 60 y 70, el Roque de Alba era toda una institución; por allí desfiló una pléyade de jóvenes que con el devenir histórico se convirtieron en hombres de gran importancia en el ámbito local, regional y nacional. El Roque de Alba era un semillero de la inteligencia, cultura, creatividad, despertar artístico, hidalguía, hermandad, confraternidad. Por los pasillos del colegio se destilaban deseos de superación y grandeza.
A finales de los 60, ingresé al estandarte de la educación del Sur de La Guajira: que alegría la mía al poder estudiar en el gran colegio Nacional Roque de Alba. Era un sueño hecho realidad. Venía con un grupo de compañeros del inolvidable Colegio Santo Tomás del Maestro Rafael Antonio Amaya. Era un grupo competente, el que ingresaba al primero A de Bachillerato del Roque: Heriberto Fuentes, Benjamín Henríquez, Gustavo Daza, ‘Nacho’ Cantillo, entre otros. Llegaban los viernes culturales y era la locura en Villanueva, toda la juventud estudiantil de la época se volcaba al Roque a oír cantar a un artista que tenía revolucionado a nuestro pueblo interpretando baladas: ahí en medio del delirio aparecía la figura de galán de Daniel Celedón Orsini. Era un barítono tenor cantando la música de Palito Ortega, Sandro, Leonardo Fabio y de otros artistas famosos de la época.
Todos en Villanueva pensábamos que Daniel Celedón se convertiría pronto en un artista nacional, porque gozaba de unas dotes especiales para interpretar los temas de moda del momento: la balada estaba en su furor y de qué manera interpretaba Daniel estos temas. Las notas musicales las manejaba a la perfección: un Do mayor, un Re, un Sí Bemol bien sostenido. Como dije anteriormente, era la locura oír cantar a Daniel Celedón, el famoso Dani.
Daniel en esa época, alternaba el vallenato con las baladas. Cuantos recuerdos de aquel primer conjunto llamado ‘Los Rockelinos’, era un conjunto de rock, baladas y vallenatos. Allí en ese conjunto que hacía su presentación los viernes culturales, Daniel cantaba baladas y vallenatos, y Publio Daza cantaba rock; el acordeón lo tocaba ‘Beto’ Murgas, Óscar Amaya el bajo eléctrico y la guitarra la tocaba magistralmente Luis Moya Daza. El conjunto iniciaba con rock y terminaba con vallenatos. Todos estos sucesos ocurrieron en 1968, época dorada del Roque de Alba.
Pero, ¿Cuándo nace el cantante y el compositor? Cuando estudiaba primaria en el colegio público de Villanueva. Allí nace la doble faceta de cantante y compositor. La vena musical de Daniel viene de una parte de su abuelo paterno: el viejo Miguel Celedón Punto, quien era un gran poeta y cantante de décimas. Hoy se guarda en las páginas vírgenes de la historia de Villanueva todo ese caudal de poesías inéditas que los amantes de la literatura esperamos que algún día no lejano se den a conocer a la luz pública. Su abuelo era también sobrino del obispo de Santa Marta, monseñor Rafael Celedón. Por parte de su abuelo materno, un bisabuelo suyo de los Orsini italiano de la época de Napoleón III, era un tenor de la ópera del viejo continente. He ahí las raíces de este gran cantautor. La del compositor nace por su abuelo paterno, y la del barítono en el canto por el lado materno. Combinación perfecta para que las generaciones Celedón Orsini den un vástago completo en el arte musical, y que nos deleitó con su canto y sus poesías llenas de versos por bastante tiempo a los amantes de la música vernácula.
En esas tertulias parranderas que hacía con ‘Beto’ Murgas, con los Hermanos Romero Ospino, se da cuenta que ya el vallenato ha tomado fuerza. Deja el vallenato de ser provinciano y se convierte en alternativa nacional de la Colombia musical. En ese análisis, toma la determinación de cantar vallenatos, iniciando con su primer acordeonero Rafael Romero Ospino. Pero su primera grabación surge con Israel Romero Ospino en 1975, aquel inolvidable trabajo discográfico denominado ‘Los Versos del Alma’, donde también se destacó un tema suyo: ‘Al Viejo Mile’. En el mismo año graba para la eternidad aquel imborrable larga duración con el ‘Pollo Isra’: ‘Amanecemos Parrandeando’. La casa de los Celedón y de la ‘Nuñe’, la madre del ‘Pollo Isra’ era un solo alboroto; gente que entraba y salía, llenos de alegría, a felicitarlos por el éxito alcanzado. Era la consolidación de Daniel como cantante y de Israel como acordeonero. En ese trabajo reflejaron lo que iban a ser sus vidas en el futuro inmediato: un tenor del canto vallenato y un gran ejecutor del paseo, la puya, el merengue, y el son, interpretando magistralmente el acordeón.
La luna de miel musical con Israel dura hasta 1976. En el año de 1977 graba con Norberto Romero Ospino, el hermano del ‘Pollo Isra’. Con Norberto graba tres elepés, hasta el año de 1980, y se convirtieron en éxitos, para el recuerdo: Linda Sabanera, Gira mundo, el chaparrón, y la gota fría. En 1980 se une a Ismael Rudas para hacer de esta pareja algo fuera de serie. Fue el mejor momento musical que ha vivido Daniel como cantante y como compositor. De esta unión que permaneció incólume hasta el año de 1986, grabaron seis larga duración, donde se destacaron temas como: Mercedes y a Fuego Lento, una linda composición de Daniel. En este lapso con Ismael Rudas, graba en 1985 un larga duración con Gabriel ‘Chiche’ Maestre, ese LP se denominó ‘Apoyándonos Mutuamente’, donde los temas más sonados fueron: la visita de Julio de La Osa y una composición de su autoría, ‘La próxima guerra’, la cual fue interpretada a dos voces con el juglar desaparecido Abel Antonio Villa. Ya Daniel Celedón, era Daniel. Ya era conocido en el mundo artístico, una revelación como cantante y compositor. Ya saboreaba las mieles del triunfo. Ya era noticia ori a Daniel Celedón como ‘El barítono tenor villanuevero’.