Como antesala a lo propuesto por la multinacional Cerrejón, que se iban hacer obras en el departamento de La Guajira por el pago de impuestos que esta empresa minera paga al fisco nacional, lo cual nos llenó de alegría, creyendo que todo iba a ser una realidad. Pero qué va, todo quedó en lanzamientos publicitarios y nosotros como siempre de inocentes creyéndole al Gobierno. Esto ocurrió en el mes de mayo del 2017 y hasta la fecha ninguna obra se ha ejecutado con el pago de obras por impuestos.
El Cerrejón a través de su cabeza visible, como lo fue su expresidente ejecutivo Roberto Junguito Pombo, venía impulsando la idea de que esta multinacional paga por impuestos US$200 millones de dólares al año en contraprestación al Gobierno nacional por la explotación del carbón en el Departamento, donde la multinacional propone la inversión de US$50 millones de dólares, para construir obras en la península. Solicitud que formalmente le hizo al gobierno de Juan Manuel Santos a través de su exministro del Postconflicto, Rafael Pardo, solicitud que venía haciendo desde enero del año 2017. El Gobierno nacional expidió en su momento el Decreto Ley 883 de mayo 26 de 2017 “Por el cual se modifica la Ley 1819 de 2016 para incluir a las empresas dedicadas a la minería y a la explotación de hidrocarburos en la forma de pagos de obras por impuestos”. Santos fue otro desastre para La Guajira.
Esta solicitud liderada por el presidente de Cerrejón en su época, en Colombia ha dado sus frutos como es la expedición del presente Decreto Ley. El alto ejecutivo de la multinacional Carbones de Cerrejón lideró esta iniciativa por un lado ante la creciente oposición de las comunidades a la operación minera, visible no solo en bloqueos sino en acciones legales para obtener algo de los recursos que se dejaron de recibir por el ciclo bajo de precios que siguió a la reforma de la regalías, del zarpazo que le propinó el Gobierno nacional a los departamentos y municipios productores de hidrocarburos y por otro lado por las obras a medias que los gobernadores y alcaldes han venido invirtiendo en La Guajira y los municipios que reciben regalías directas y que es por todos conocidos, que la corrupción se queda con el mayor porcentaje de la inversión y las obras son mal hechas o las dejan inconclusas y en otras construyen elefantes blancos que también están a la vista de todos.
Este Decreto Ley permite el mecanismo de hacer obras por impuestos y que, según la norma, permite invertir hasta el 50% de los tributos que se giran al fisco, en proyectos que tengan impacto regional y sean de beneficio para las comunidades de las zonas donde operan. De esta manera las empresas focalizadas podrán ejecutar obras en materia de suministro de agua potable, alcantarillado, energía, salud pública, educación pública o construcción y/o reparación de infraestructura vial, entre otros aspectos necesarios para superar las brechas sociales que han nutrido el conflicto armado.
A través del presente Decreto Ley se modifica el parágrafo 1 del artículo 236 de la Ley 1819 de 2016, el cual quedará así: “Las empresas dedicadas a la minería y a la explotación de hidrocarburos, en virtud de concesiones legalmente otorgadas, y las calificadas como grandes contribuyentes dedicadas a la actividad portuaria por concesión legalmente otorgada, se excluyen del tratamiento tributario al que se refiere esta parte, sin perjuicio en lo dispuesto en el artículo 238 de la presente ley”.
El artículo 2 expresa “Adiciónense los parágrafos 5 y 6 al artículo 238 de la Ley 1819 de 2016, los cuales quedarán así: Parágrafo 5. Las empresas dedicadas a la exploración y explotación de minerales y de hidrocarburos, y las calificadas como grandes contribuyentes dedicadas a la actividad portuaria por concesión legalmente otorgada, podrán acogerse al mecanismo de pago previsto en este artículo, por lo cual deberán cumplir con todos los requisitos legales y reglamentarios establecidos.”
De esta manera, La Guajira en especial en la zona de influencia de la explotación de Cerrejón, comenzarían a ver muchas obras con alta calidad en sus construcciones y acabados y eso sí, la diferencia sería abismal entre lo que construye lo público y lo que construye lo privado.
Bienvenido el Cerrejón con nuevas construcciones para aminorar la brecha social tan grande que tiene nuestro Departamento, otro cuento del gallo capón.