El 22 de marzo al conmemorarse el Día Mundial del Agua, indudablemente se está celebrando y rindiendo culto al Día Mundial de la Vida. Porque el cuerpo humano está compuesto en un 60 por ciento de agua, el cerebro se compone en un 70 por ciento de agua, la sangre en un 80 por ciento y los pulmones en un 90 por ciento.
Desde luego, entonces, que el agua y sus propiedades, son esenciales para la vida, ya que las células de nuestros cuerpos están llenas de agua. Del mismo modo, los alimentos que consumimos tienen un alto contenido de agua que garantizan nuestra seguridad alimentaria y nutricional para la salud y la vida. Por eso, la conmemoración del Día Mundial del Agua, tiene como propósito fundamental generar conciencia ciudadana sobre la importancia del agua para el ciclo vital y su uso racional y eficiente para conservarla para la vida humana.
Si bien es cierto que el hombre ha inventado de todo, no ha sido capaz de inventar agua, y este recurso natural se nos agota y puede ser considerado como un recurso renovable cuando se controla su uso. De lo contrario, es un recurso no renovable. Por esa razón, hoy expertos vaticinan que la próxima guerra mundial sería por un vaso de agua para el consumo humano. Esto debido a la escasez del líquido y la falta de conciencia ciudadana para su uso y racionalización. Sumándose a todo esto, el calentamiento global y los efectos del cambio climático, más la actitud depredadora del hombre arrasando con los bosques con la tala indiscriminada, considerándose amo y señor de la naturaleza y el ambiente, devastando todo a su paso. El día 22 de marzo, el interés superior de la celebración, es exhortar a la comunidad para que tome conciencia de que conservar el agua, es conservar la vida. Además, el progreso de nuestros territorios se escribe con agua, porque es el agua el insumo esencial que está presente en todas las dimensiones del desarrollo y de la vida humana.
Es el agua uno de los recursos más apetecidos por la naturaleza humana sin distingos de credo, raza o religión. Desde luego que corresponde al Estado garantizar el mínimo vital sin pago de tarifa para comunidades en riesgo y vulnerables por falta de agua potable, atendiendo el derecho al agua, declarado mediante la Resolución 64/292 de 28 de julio de 2010, por la Asamblea General de las Naciones Unidas. Esta decisión también fue adoptada en la Constitución Política de Colombia, para ser implementada por los alcaldes del territorio. De allí que hoy clamamos para que inicialmente, sean las comunidades indígenas dispersas en el Departamento como los wayuú, koguis, Arhuacos, kankuamos, y wiwas, de los estratos uno y dos, quienes tengan acceso a un mínimo de agua potable para satisfacer sus necesidades vitales y como un derecho humano básico no comercializado.
El departamento de La Guajira tiene 11 cuencas hidrográficas en la Sierra Nevada de Santa Marta, y también otros macizos y reservorios hídricos, 403 kilómetros de litoral Caribe, aguas superficiales en los cauces de ríos, arroyos y aguas subterráneas, que sirven para abastecer de agua a estas comunidades con sistemas convencionales y no convencionales. Por tanto, lo que se requiere es visionar la solución adecuada y sostenible para disponerles agua tratada y potable apta para el consumo humano a las comunidades más pobres y vulnerables en el Departamento.
Del mismo modo, tiene el Departamento 198 millones de metros cúbicos de agua, represados en el embalse del Ranchería, por más de una década, sin cumplir su función social de darle agua para el consumo y la productividad a la población. A esto se le suma el estado deplorable que presenta la fuente hídrica que abastece al municipio de San Juan del Cesar de agua para el consumo, como es el río Cesar. Un importante río de 280 kilómetros de longitud, que cruza a los tres departamentos que conformaron el antiguo Magdalena Grande, Cesar, La Guajira y el Magdalena y fortalece su economía.
Pero que los 22 municipios que baña le han dado la espalda, dejándolo sin dolientes. Por eso sea esta la oportunidad en el Día Mundial del Agua, para hacer un llamado a las autoridades ambientales competentes, a los tres niveles del Estado y a la población en general, a contribuir con conciencia ciudadana a desarrollar una cruzada por el agua, por su uso racional y eficiente para su conservación.