Con las reformas que impulsa el Gobierno de Gustavo Petro se van a perjudicar miles de trabajadores que quedarán desempleados, a lo que se tiene que agregar el anuncio de despidos de más de 170 funcionarios en la Cancillería, 160 en el Ministerio de Salud, 80 en el Instituto Caro y Cuervo, pero además, expertos y técnicos de los ministerios de Minas y Energía, de Cultura y adicionado el Sena, están estremeciéndose por la barrida que busca hacer el Gobierno en esas entidades.
También se pretende apartar a 40 mil maestros con la fórmula de retiro voluntario; y con la reforma a la salud, se podrían quedar sin empleo 40 mil trabajadores directos de las EPS si se cierran esas entidades, a lo que se sumarían 80 mil trabajadores indirectos. A semejante masacre laboral hay que agregarle los funcionarios de la Procuraduría y demás instituciones que se pretenden reestructurar, sin omitir que miles de trabajadores del sector minero-energético pueden quedar cesantes si se lleva a cabo la política del decrecimiento, anunciada por la ministra de Minas y Energía; así que el sindicalismo democrático tiene como tarea fundamental la defensa del derecho al trabajo con la movilización, ante la claudicación clientelista y burocrática de algunos dirigentes de las centrales sindicales.
Es absurdo que el Gobierno de Gustavo Petro hable de la lucha en contra del hambre y la pobreza cuando está en ciernes miles de despidos en las entidades públicas. Subrayando que correligionarios connotados en la historia de los partidos marxistas que en Colombia hacen parte del Pacto Histórico, a nivel mundial impulsaron los flagelos de la pobreza y el hambre, como forma de dominación de los pueblos, porque no hay que olvidar que Pol Pot, Stalin, Lenin, Mao Zedong, Fidel Castro y ahora Nicolás Maduro en Venezuela, han usado y usan el hambre y la pobreza para someter a los ciudadanos, con lo que se cumple la premonición del libertario Mijaíl Bakunin, cuando desenmascaró al totalitario Karl Marx en el siglo XlX, planteando que para que se consolidara la dictadura comunista era necesario la miseria absoluta de las masas.
El presidente Petro, al mencionar el hambre y la pobreza que existen en el país, se le olvida que uno de los factores que ha incidido profundamente en esa situación es el conflicto armado propiciado por el comunismo con sus guerrillas para la toma del poder desde hace más de 60 años; advirtiendo que ese conflicto nos ha costado cerca de 400 mil millones de dólares, dinero que en buena parte hubiera servido para fortalecer la educación, la salud, la agricultura y sobretodo el desarrollo integral de la producción nacional, que generaría empleo, y cuando hay empleo se erradica el hambre, que es contrario al populismo marxista, que busca envilecer a las masas.
El aumento del hambre en el mundo en los últimos 3 años es por la actual guerra en Ucrania, y también es culpa del Partido Comunista de China, que permitió la expansión por la Tierra del Covid-19, lo cual ocasionó un incremento en 120 millones de personas hambrientas en comparación con años anteriores a la pandemia, según datos de las agencias de la ONU (FAO,-FIDA-Unicef-PMA-OMS) siendo la demostración palmaria de que al comunismo poco le interesan los sufrimientos de los seres humanos y, de ahí que en Colombia el discurso demagógico de la denominada izquierda sobre el hambre y la pobreza es un simple ardid para descrestar a un electorado mal informado.
El hambre, la pobreza, los colectivos y el poder popular serán armas que se usarán a futuro, para tonificar el régimen, en donde con la miseria se buscará doblegar a la ciudadanía para que no tenga posibilidades de rebelarse; mediante los colectivos se harán expropiaciones de hecho, además de arremeter en contra de la prensa libre que no esté con el Gobierno, y desde luego atacar a personas u organizaciones que no le rindan culto a la tiranía.
En lo que respecta al ‘poder popular’, que representarán las guerrillas de las Farc y el Eln, muchas partes de Colombia tendrán el tratamiento de tierra arrasada, pues esas fuerzas terroristas harán lo que les dé la gana con la complacencia del régimen, como ya se está viendo, dado que sin ningún control a los campesinos, especialmente, les tocará convertirse en refugiados o someterse al narcotráfico totalmente.
Lo anterior demuestra que la dirigencia política democrática colombiana, durante décadas no le dio la lucha ideológica al comunismo como correspondía y por eso estamos como estamos, esperando que mediante la lucha social se pueda evitar el agravamiento de las aflicciones de la población, comenzando por parar la masacre laboral que esta anunciada.