La afectación en el servicio de agua de la ciudad Barranquilla y algunos municipios del Atlántico, es un problema que ha pasado de castaño a oscuro. Lo que nos dijeron en algún momento era una situación inusual, se ha convertido en un evento constante que está afectando la salud y la calidad de vida de los atlanticenses.
En las calles y en las redes sociales no paran las denuncias sobre el pésimo estado del agua, que se evidencia en su color, sabor y olor.
Durante este año, en distintos impasses, los usuarios han padecido por las condiciones no aptas para el consumo humano, que presenta el líquido vital. Un problema que se está volviendo paisaje en la ciudad.
Por su parte, la empresa responsable, Triple A, cada tanto envía a los ciudadanos la misma respuesta que lleva meses repitiendo: “que los casos de coloración de agua son producto de los cambios geomorfológicos que ha presentado el río Magdalena”. Respuesta escueta que evidencia que se está fallando en los procesos de tratamiento, y en los planes y obras de mitigación. Con la moda de ahora, de echarle la culpa al invierno, nos preguntamos: ¿Si la Triple A, se está lavando las manos para no dar una solución a este problema?
Desde el mes de agosto la empresa viene diciendo que adelanta ajustes en su proceso de tratamiento del agua captada, pero no hay resultados. Lo que más molesta a los barranquilleros es que teniendo un agua tan turbia, la Triple A afirme que el líquido presenta las condiciones de potabilidad acostumbradas, ¿Cómo le van a decir a las familias que pueden consumir un agua que llega de color, olor y sabor repugnante? Mientras tanto, siguen al alza el reporte de enfermedades gastrointestinales en Barranquilla.
Además del evidente deterioro del agua, que se registra en la ciudad y municipios como Soledad y Galapa, molesta a los usuarios las constantes suspensiones del servicio, así como el hecho de que puntualmente llega un costoso recibo, que no corresponde a un agua en las mencionadas condiciones. Comprar agua en los supermercados y tiendas se ha convertido en un viacrucis, para aquellas familias que tienen la posibilidad, debido a la alta demanda, los que no simplemente cierran los ojos y hierven el líquido, esperando no ser víctima de alguna enfermedad.
Pasan los días y el agua sigue en malas condiciones, los atlanticenses exigimos una solución rápida y definitiva, que se nos garantice un agua de calidad. También, solicitamos a la Procuraduría General de la Nación, avanzar en los resultados de la investigación sobre las circunstancias que han causado estos problemas, para que se proceda a las acciones que haya lugar.
Es preocupante el deterioro que viene registrando el servicio, ahora que el Distrito ha ido recobrando el control accionario de la empresa. Esperamos que esta no sea el preludio de una nueva era de cuestionamientos por mala calidad.