“Qué me hago yo, cuando se muera ‘Emilianito’, que se hará él cuando se muera ‘Colacho’, los acordeones sonarán muy bajitico, les garantizo tienen que callar un rato”
El aparte transcrito corresponde a la canción titulada ‘Homenaje a Emilianito’, de la autoría de ‘Colacho’ Mendoza, que fue grabada por su hijo Wilber con ‘Poncho’ Zuleta, es la canción número uno del CD titulado ‘Colacho un señor vallenato’, que salió en el 2007.
Se cumplieron el 27 de septiembre, los primeros 18 años de la partida para siempre del consagrado Nicolás Elías ‘Colacho’ Mendoza, quien se fue de este mundo para estar junto a Dios, a sus 67 años cumplidos, entero y musicalmente realizado.
Con él perdió la música vallenata a un virtuoso digitador, dueño de una habilidad melodiosa para los súbitos cambios, paradas y rebusque en los interludios mientras ejecutaba su acordeón.
Tuvo el ilustre caracolicero el mérito de haber trascendido a través del tiempo, evolucionando con el transcurrir de las épocas, lo que le permitió mantenerse vigente hasta su partida final, como acordeonero brioso y de nota llena y segura, y como referente para las nuevas generaciones, prueba de ello, es que tuvo en cada tiempo competidores de generaciones de cada momento, como a Julio de la Ossa, Ovidio Granados, Alfredo Gutiérrez, Calixto Ochoa, Miguel López, ‘Emilianito’ Zuleta y hasta al ‘Pollo’ Irra, cuando él era compañero de Diomedes y ‘El Pollo’ de Rafael Orozco, siempre como sano competidor, con juego limpio y cosechando notoriedad e importancia para la figura del acordeonero, porque ellos también tenían su fanaticada, no solo los cantantes.
Su fama dentro y fuera del país la logró como acordeonero, pero muy poco se le menciona como compositor que también lo fue, y de acuerdo con su biógrafo Jaime Maestre, llevan su rúbrica entre otras canciones, ‘Merenguito Alegre’ que fue su primera grabación, la hizo en 1954, fue un disco de 78 revoluciones por minuto con el respaldo de la canción ‘24 de diciembre’ de Francisco Mendoza.
‘De La Junta pa’ La Peña’ en el 59, acompañado por Manuel Rosendo Martínez con el bombardino, fue un disco de 78 RPM con el respaldo de ‘La despedida’ de Luciano Gullo; otros discos de su autoría son ‘Esa pena’ en 1961, ‘Yo te quero’ en el 63, ‘Ausencia’ en el 65 vino en el LP ‘Todo vallenato’, ‘Ni guayabito’ la grabó tres veces, en el 65, 69 y 74; ‘Matilde’ en el 67 fue incluida en su LP ‘Concierto Vallenato Vol1’, ‘Carmencita’ y ‘Amor en cine’ en el 68, están en el LP ‘Concierto Vallenato Vol. 2’, ‘Amor querido y Alma enamorada’ la grabó en el LP que tuvo dos títulos ‘Vallenato – Logia’, ‘Cuando el tigre está en la cueva’ en 1969, en esa producción entró por primera vez a un estudio de grabación ‘Poncho’ Zuleta, cantó cinco canciones, entre esas la ya mencionada.
En el mismo año grabó Fany en el LP ‘El Mejor Vallenato’ y ya en sus últimos años ‘Homenaje a Emiliano’ que fue grabada después de su muerte por su hijo Wilber, con la Voz de ‘Poncho’, está en el trabajo conmemorativo titulado ‘Colacho todo un señor acordeonero’ en el 2007, también se conocieron en el mismo álbum ‘Vallenato parrandero’, una complacencia a su gran amigo Ricardo Gutiérrez, Wilber con José Montenegro y ‘El derrotado’ toca Wilber y canta Ivo Díaz; igual es preciso aclarar en honor a la verdad, que el autor de la melodía de la canción ‘El matrimonio de Colacho’ que le hizo Rafael Escalona.
También merece destacarse que este hombre grande entre los grandes, fue particularmente prolífico en grabaciones, el curso lo hizo completico, porque entre 1954 y 2003 grabó 55 acetatos de 78 revoluciones por minuto, 32 long play y 5 CD.
Todavía hay más, porque de acuerdo a lo que afirma Jaime Maestre en su obra ‘El Consagrado’ también está su impronta en producciones especiales, como Fiesta Vallenata de la CBS en ellos se encuentran 19 canciones grabadas, entre 1975 y 1986, en el trabajo ‘100 Años de Vallenato’ de Daniel Samper en 1997 puso su acordeón en 24 canciones, en la colección ‘Vida y Cantos’ homenaje a Escalona para MTM tocó seis canciones; y colaboró en siete producciones más, es su acordeón con ‘Poncho’ en el canto, quienes hicieron la producción ‘Homenaje a Pedro Castro’ para el Banco Ganadero en 1987, también participó en el trabajo discográfico ‘Como en un baile’ del Grupo Guayacán.
Cuando ya había emprendido mejor vida junto al que todo lo puede, se conoció en 2004 un trabajo de Adalberto Ariño titulado ‘Renace el Cantor’, allí participó en cinco canciones, y en la producción titulada ‘Todo un Señor Vallenato’ en el 2007, vino un tema que él grabó con la voz de Alex Manga.
Todo lo anterior para significar que a ‘Colacho’ nada le salió gratis, y es increíble que todavía escuchemos voces de personas conocedoras de la música vallenata que digan que no mereció ser Rey Vallenato en 1969 y Rey de Reyes en 1987, así lo reconoció uno de sus contendores, ‘El Polo Vallenato’, Luis Enrique Martínez, cuando le pidieron su opinión sobre su elección y sostuvo lo siguiente:
“Yo estoy de acuerdo con que ‘Colacho’ Mendoza haya quedado Rey de Reyes del Festival Vallenato, porque ‘Colacho’ es un acordeonista de mucha experiencia, y trayectoria, también tiene mucho vigor, energía, eso está bien hecho”.
‘El Pangue’ Maestre, que de los jóvenes fue el hueso más duro que tuvo que morder Nicolás Elías dijo lo siguiente: “Si el jurado lo eligió, me parece que está bien hecho, porque yo también hubiera escogido a ‘Colacho’ como Rey de Reyes porque tiene más condiciones. Quien dude lo que estoy diciendo que le tuerza el pescuezo al libro de Maestre en la página 69, y como dijo Oñate que quien dude de la nota de ‘Colacho’ …que busque un metro y mida”.
Tuvo el infortunio ‘Colacho’ que como suele suceder comúnmente, “todo lo del pobre es robao”; él no tuvo la culpa de haber cautivado con su personalidad, carisma y arpegios al ejecutar su acordeón a la crema y nata de Valledupar, de haber recibido allá el apoyo que no tuvo en su propia tierra, de haber recibido todos los honores que nosotros le quedamos debiendo, pero siempre llevó en alto y con mucho orgullo el buen nombre de su tierra, fue hasta el último día de su vida un caballero orgulloso de su origen humilde y pueblerino, que no necesitó adular para ascender, ni para lograr aceptación porque su acordeón le abrió todas las puertas que no fueron capaces de abrir quienes lo criticaban y lo siguen criticando.
Esas consideraciones conseguidas por ser siempre el mismo, digno, talentoso y de refinadas melodías, contrario a lo que se pudiera pensar, fueron el piano que tuvo siempre encima en las competencias, porque quienes no podían hacer, ni pudieron hacer lo que él decía, siempre demeritaron sus triunfos, con la convicción errada de que ganaba, por ser el pechichón de los ricos del Valle, qué injusticia tan grande.