En este siglo que se caracteriza por el cuidado de la salud y la estética en un grueso de la comunidad mundial, aún persisten contingencias con alto grado de sobrepeso, obesidad y obesidad extrema (kilos mortales) por el abuso de consumo de alimentos nocivos para la salud, entre ellos los endulzantes naturales y artificiales.
Frente a ello, la OMS afirma que los endulzantes no son efectivos para controlar el peso a largo plazo y pueden tener efectos indeseados si se usan por mucho tiempo. Por ello, desaconsejó su uso y señaló que en general la gente debe reducir el dulce de su dieta, y debe hacerlo desde edades tempranas para gozar de una mejor salud.
Este conjunto de recomendaciones está basado en las conclusiones de la revisión de evidencia científica y forma parte de los esfuerzos de la OMS para que los países adopten políticas que favorezcan hábitos de alimentación saludables y dietas de calidad, lo que reduce el riesgo de sufrir enfermedades crónicas entre ella el incremento de la diabetes tipo 2.
Si bien el azúcar refinada (blanca o morena) es indispensable en muchos hogares para endulzar el café de la mañana, la leche de los niños o preparar algún postre, no es la opción más saludable. Hoy en día existen diversos endulzantes naturales a los que vale la pena darles una oportunidad con miras a cuidar la salud. En esta lista destacan el sirope de agave, el azúcar de coco, dátiles, stevia, la miel de abeja o panela y nos centraremos en las dos últimas, ¿cuándo usar cada una como parte de la nutrición? ¿las dos engordan? ¿hacen daño?
Para mantener una alimentación balanceada sería vital incluir productos naturales y evitar los procesados. “Podemos encontrar azúcar en distintos alimentos naturales que tenemos en casa. Por ejemplo, las frutas como el mango o el plátano son ricos en fructuosa”. En esa línea, si lo que buscamos es endulzar bebidas, postres u otros alimentos, se pueden elegir entre estas dos opciones y disfrutar también de sus beneficios nutricionales.
Por su parte, la miel de abeja es una alternativa natural que contiene fructuosa, glucosa y poca sacarosa al ser extraída del néctar de las flores. Al ser bastante dulce, unas gotas o pequeño chorro serán suficiente para darle gusto a una taza de leche, por ejemplo. No solo contiene minerales, vitaminas, proteínas y antioxidantes, sino también propiedades antiinflamatorias y antibacterianas por lo que es utilizada como remedio casero y los especialistas aseguran que aporta un 20% o 30% más de dulzor que el azúcar común. Aunque eso es bueno, consumirla en exceso puede contribuir a la aparición de enfermedades como la diabetes mellitus y la obesidad.
Por otro lado, está la panela, tipo de endulzante no procesado, es decir, está sin separar la melaza de los cristales, y por ello conserva todas sus vitaminas y minerales provenientes de la caña de azúcar que se tritura para extraer su jugo con agua caliente. Esta masa dura, vitrificada y de tono marrón contiene menos calorías que el azúcar blanco y es usada en algunos países de Latinoamérica como edulcorante natural. Contiene todas las vitaminas extraídas del jugo de la caña: A, B, C, D y E, especialmente las pertenecientes al grupo B, como la B1, B2, B3, B5, B6, B8 y B9. La panela sirve como endulzante de alimentos como zumos, café, chocolate, mermeladas, infusiones y también se puede usar en postres como tortas, kekes o galletas.
La estevia es una planta originaria de la cordillera del Amambay, entre Brasil y Paraguay, que fue utilizada por grupos indígenas y es reconocida como un edulcorante no calórico de origen natural. Según la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (Efsa), aunque tiene hasta 300 veces el dulzor del azúcar, su efecto en los niveles de glucosa en la sangre es casi insignificante. Algunas empresas utilizan este endulzante por ser natural y porque, mezclado con el azúcar, reduce el número de calorías que este le aporta al cuerpo humano. Sin embargo, hay que usarlo con moderación. La recomendación de la FDA es una ingesta diaria admisible de 4 miligramos por kilogramo de peso corporal.
El azúcar, su consumo en exceso puede contribuir a enfermedades como la diabetes y la obesidad, pues la mayor parte de las calorías que aporta son vacías, lo que significa que no están acompañadas de otros nutrientes, de vitaminas, o de minerales.
En cuanto a los edulcorantes artificiales o sustitutos del azúcar, son sustancias que se utilizan reemplazando la sacarosa (azúcar de mesa) para endulzar alimentos y bebidas. Su poder edulcorante es mayor que el del azúcar, por lo que se necesitan menos cantidades, y su valor calórico es mucho menor, por lo que de entrada parecen muy interesantes para la pérdida de peso y la diabetes. Sin embargo, desde hace un tiempo la polémica sobre la seguridad de estas sustancias va en aumento. La asociación de la sacarina con el cáncer apareció ya en los años setenta y actualmente se relaciona con un mayor riesgo a sufrir alteraciones metabólicas, como la intolerancia a la glucosa. Por lo tanto, los edulcorantes y su inocuidad se encuentran en un mundo lleno de controversia.
Así las cosas amigo lector, mi recomendación se encamina a usar cada vez menos todos los endulzantes naturales y artificiales y a consumir las frutas en pasta o jugos sin azúcar, el sentido del gusto “la lengua” se acostumbrará a ello, la glucosa que usted necesita el organismo se encargará de procesarla de las mismas frutas y de los hidratos de carbono de su dieta.