Con dolor de patria es mi norte en el presente acápite. Nuevamente el departamento está en retroceso causado por doble militancia política.
Es de recordar, aproximadamente en los últimos 12 años, nos hemos vistos sorteados por varios servidores en calidad de encargos para la administración de los recursos públicos y regalías sumado de la riqueza natural del Departamento, pero ante esto, ha sido ineficaz la gerencia pública como lo evidencian muchas obras inconclusas y procesos judiciales en curso.
No podemos perder el norte del bien común como principio de la función pública, en un “Estado social de Derecho”. Tenemos que seguir aunando esfuerzos y depurando aquellos favores y la ignominia política que ha arrasado por décadas, degradando en ruina la presente evolución económica departamental. Por ello, el común denominador es la ineptitud en la administración y gestión pública mediante proyectos de inversión inconclusos, elefantes blancos en obras públicas para el aprovechamiento de los recursos naturales y el erario desbordado.
El génesis del proceso, es motivado previa solicitud de revocatoria de inscripción por “doble militancia y corrupción electoral” interpuesto por el abogado… Abuchaibe. Ibídem el Consejo Nacional Electoral asume conocimiento mediante auto del día 23 de agosto del 2019.
No obstante, el Consejo adelantó la investigación dentro del marco de sus competencias y funciones, es decir, el ¡ponqué quedó servido! y luego fue degustado en el cumpleaños 56 del Departamento. ¡Lamentable, inoportuno pero cierto!
En efecto, el último impulsor del proceso consideró que existió vulneración al artículo 2 de la ley 1475,el cual establece tácitamente que un candidato respalde a un militante de otro partido político.
En consecuencia, “la Sección Quinta del Consejo de Estado declaró la nulidad del acto de elección del señor Nemesio Raúl Roys Garzón, como gobernador del departamento de La Guajira, elegido para el periodo 2020-2023, al encontrar que incurrió en la prohibición de doble militancia, causal prevista en el artículo 275.8 de la Ley 1437 de 2011…”
Del lamentable fallo, a usted señor exgobernador, le resalto su mérito profesional y la capacidad de gestión y administración pública que demostró durante 18 meses. Sin embargo, desde el sur de La Guajira – Villanueva y desde Bogotá, percibimos el latente renacimiento de incertidumbre que nos embargó en anteriores administraciones.
Es menester advertir que él o la encargada durante la interinidad y los futuros candidatos en las elecciones atípicas, deberán replantear el “arte de hacer política”, con capacidad ante la administración pública. Por supuesto, no será fácil pero tampoco imposible el lapso que se aproxima entre la interinidad y las elecciones atípicas. De tal modo, considero, lo primero es actuar con sensatez, gallardía y altruismo, para que brille el mérito, la simpatía gubernamental y la meticulosidad objetiva para afianzar seguridad y marketing político.
La destitución del gobernador atentó severamente la estabilidad institucional. Sin desconocer, los evidentes indicadores de crecimiento y proyectos en ejecución en estos tiempos de pandemia. Pues, brillaba la luz de esperanza que recuperaba la confianza ante el azote por múltiples conductas y prácticas de corrupción que han puesto en retroceso las políticas públicas y económicas entre el Gobierno nacional y territorial.
Pueblo guajiro despiértate… No más desfalcos al Departamento con esta sintomatología del pasado que sigue cobrando factura electoral.
La Guajira no debe seguir repitiendo la historia, entre algunas por mencionar; elecciones atípicas, prácticas de corrupción, clientelismo, etc., que han quebrantado la democracia y varios planes de gobierno quedando meramente en iniciativas por ejecutar.
Corolario, ante la decisión precitada por el Consejo de Estado, se aproximan elecciones atípicas. Sin embargo, las estadísticas no mienten; el electorado deberá elegir entre lo mismo o el cambio con sensatez. El pueblo guajiro necesita emprender, pasar la página del precedente a las necesidades del presente real, desequilibrando ciertos poderes políticos que han desestabilizado por años la institucionalidad, los cuales no muestran gerencia pública eficiente a las precarias necesidades socioeconómicas, a corto, mediano y largo plazo en el departamento de La Guajira.