Cuando los alcaldes de los 15 municipios que conforman el ente territorial de La Guajira han entrado al final de sus administraciones, como quien dice ya están con el sol a sus espaldas, en la mayoría de los casos con negros nubarrones del pelero que dejaron como alcaldes en varios municipios y analizando que la mayoría perdieron el cuatrienio como cabezas visibles de sus comunidades, se dedicaron más a sacarle el jugo al presupuesto municipal para beneficio propio que para el interés general.
Los alcaldes de Dibulla, San Juan del Cesar y El Molino fueron los de mejor desem-peño con los índices que maneja el DNP y por ellos fueron destacados a nivel país, pero, además, fueron calificados como los mejores, por el Departamento Nacional de Planeación y dejan buenas obras en sus administraciones.
Otros, como los alcaldes de Hatonuevo, Fonseca, Barrancas y La Jagua del Pilar, dejan, también buenas obras ante sus comunidades y un buen desempeño como alcaldes; hicieron una buena gestión y los resultados están ahí ante todos, en especial el de Fonseca, que como municipio PDT, realizó obras por doquier.
Pero otros, cuando se han hecho efímeros balances y algunos alcaldes, ni eso hicieron ante sus comunidades, a ellos les fue muy mal ante el DNP, sus calificaciones fueron muy malas y quedaron rezagados como los últimos a nivel país, es el caso de Villanueva, Distracción, Albania y otros están atrasados en el tiempo, que se creyeron alcaldes solamente del sector que los eligió, semejante torpeza intelectual, que solamente se da en nuestra tierra donde se encuentra el eslabón perdido de la humanidad, es obligatorio que a la relación de logros en cada uno de los gobiernos, la acompañe la transferencia psicológica, positiva o negativa, que cada disposición logra en el usuario interno y externo del ente municipal, es decir, la manera como son aceptadas las actividades por los funcionarios y ciudadanos del común.
Ahí, tal vez, radican los errores iniciales de los mandatarios, cuando equivocadamente se consideran dueños de la verdad revelada; así esta falsa realidad sea solo por cuatro años. Tomaron decisiones generales, sin un proceso de socialización y en ciertas ocasiones, obedecieron a la imposición, lo que obligatoriamente los condena la medida al rechazo, algunas veces hasta por los silenciosos colaboradores del interior de cada Gobierno.
Aterrizando en nuestro municipio, Villanueva, muchas de las decisiones de su alcalde no estuvieron a la altura de lo que debe ser una buena administración, ni socializadas y mucho menos priorizadas con su comunidad; muy a pesar que no hizo una buena gestión en lo prioritario que debía haber sido el desarrollo agropecuario, que es la punta de lanza de su economía primaria, no le dio esa prioridad que hubiera traído empleo directo e indirecto a sus conciudadanos.
Y si echamos una mirada a todos los municipios de La Guajira, existe un caos de toda índole; si fue en Ma-naure, lo que se dio fue una patria boba, a la capital de la sal en Colombia le fue muy mal, cuando el alcalde elegido no pudo terminar y los que fueron encargados fueron nefastos con su municipio. Y si analizamos al vecino, como lo es Uribia, también fue un desastre, cuando todos estaban esperanzados que por ser de la etnia wayuú, tendrían la redención esperada, pero que va, todo fue un espejismo como el mismo desierto. Ay Riohacha, la ciudad capital, donde su alcalde no ganó una y sale más emproblemado con los órganos de control.
Con esto queda la pregunta: ¿sí se eligen los que son o todavía hay que darles un alargue de lo que podrán mostrar? El hombre genera tendencias desde que nace y es muy difícil que cambie en el proceder de su vida; ejemplos hay a montones. El electorado casi siempre se deja convencer por un populismo barato, que el dirigente consigue con artimañas y engaños.
El manejo en medios de comunicación de estos temas por parte de los protagonistas, constituye un lunar que puede agrietar el buen funcionamiento de los gobiernos municipales y a las claras dice la falta de manejo administrativo de los funcionarios, porque es claro que son temas de los consejos de Gobiernos, donde se deben poner de acuerdo, para luego salir cohesionados, ante la opinión pública. ¿Pero sí funcionan los consejos de Gobierno? Se vuelven puro bla bla bla y nada de acciones. ¿Y dónde está el papel de los concejos municipales? Esa es la otra gran decepción del electorado.
Siempre se comenta, los mismos con las mismas; la mayoría de los concejos municipales, en todo el Departamento no defienden los derechos de la comunidad, ni de sus ciudadanos, sino los intereses personales y mezquinos de cada uno de ellos.