Los natalicios de nuestros juglares que cumplen una centuria, deben ser fechas donde se evoque la grandeza por el talento, creatividad, ejecuciones, legado y la trascendencia de sus obras artísticas y musicales. Podrían aprovecharse esas fechas para que el Gobierno nacional, el Congreso, el Ministerio de Cultura, los departamentos y municipios de donde son oriundos esos juglares, hagan gestos y tomen decisiones que vayan en el engrandecimiento del arte, la cultura y el folclor, inspirados en la vida de esos prodigiosos seres humanos, que tanto nos dieron.
Ellos, nuestros héroes folclóricos-culturales, según la historia y tradición oral que conocemos, la gran mayoría padecieron dificultades desde su nacimiento, y aun así, esas grandes limitaciones materiales, económicas y sociales no diezmaron la gracia de sus dones, ni su inteligencia, ni la exaltación superior que hicieron en cada una de las virtudes que Dios depositó en ellos para desarrollar sus creaciones, idear obras en las diferentes manifestaciones que ellos exponían y que hoy componen el exuberante portafolio de nuestro folclor y la música vallenata.
Muchas de estas efemérides ya han pasado “sin pena ni gloria” sobre todo las de las décadas antes del 1900, como la del gran Francisco “El Hombre”, Luis Pitre, entre otros.
Igual a las del 1900 a 1910, donde comienza “a coger cuerpo y forma la música vallenata”, les ocurrió lo mismo, por ejemplo, la de ‘Chico’ Bolaños, (1902), Tobías Enrique Pumarejo, (1906), ‘Chema’ Gómez (1907), ‘Pacho’ Rada (1907).
Otras efemérides también de gran trascendencia en la creación, adelanto musical y “vuelo” de nuestra música vernácula fueron en la década de 1910 a 1920: la de Juan Muñoz (1911), Emiliano Zuleta ‘El viejo Mile’ (1912), Lorenzo Morales ‘Moralito’ (1914), Escolástico Romero (1915), Alejo Durán (1919). Reconocemos que la fecha del nacimiento de Alejo fue conmemorada por algunas instituciones oficiales y la resaltaron; declararon 1919 el año de Alejo, en fin, se intentó darle trascendencia, pero indiscutiblemente debió ser más y mejor.
La década del 1920 a 1930, nacen los precursores del adelanto musical que tuvimos y que en los años de 1940 en adelante, con su talento, prestancia y relacionamiento, comenzó “a dejar los pantalones cortos nuestra música y a vestirse de gala”, “a pasar de los traspatios a las salas”, para después ponerse de moda y a tono con jefes de gobiernos y prohombres de la política colombiana; y por gustarle a importantes personalidades de la vida nacional, estos se convirtieron en benefactores por entenderla y aceptarla, tanto en el interior del país como en la propia provincia.
De ésta también muy importante década para nuestra música vallenata, ya se han cumplido natalicios que llegaron al siglo y también han pasado sin luces ni gala, ni reconocimientos y ni siquiera recordatorios, ni homenajes póstumos en las lúgubres y algunas olvidadas tumbas en lejanos y desconocidos pueblos del Caribe colombiano. Entre esas fechas pasó este año, en febrero, la de Luis Enrique Martínez Argote, “el pollo vallenato” (1922).
Entonces, la propuesta es que desde ya deben comenzar a prepararse quien o a quienes les deba corresponder conmemorar esas fechas en las que van a cumplir un siglo de haber nacido juglares como Abel Antonio Villa (1924), Toño Salas (1926), Rafael Escalona (1926), Armando Zabaleta (1927), Leandro Díaz (1928) y otros más, de manera que recordarlos no sea solo para inmortalizarlos vanamente, sino, para convertirlos en fuente de inspiración, de educación folclórica; de anecdotario juglaresco y referentes de lucha, entrega y ponderación de su talento por su esfuerzo; ellos, por creer en sí mismo, adquirieron confianza y se atrevieron a sacar adelante un género musical, un arte, y no pensando en hacerla una actividad super lucrativa, sino para darle rienda suelta a su talento, tocando, componiendo, narrando, contando historias y episodios de amores y desamores, plasmando en cantos satisfacciones por la amistad que daban y recibían sinceramente, y modelando musicalmente lo que es hoy nuestra música vallenata tradicional. Quiero aquí en este aparte señalar que nos parece bien que hoy sea una actividad económica la labor músico-artística y que le dé capacidad y estabilidad económica a los intérpretes y hacedores de música tradicional vallenata y sus evoluciones.
El llamado es, primero, definir oficialmente quienes deberían asumir ese compromiso de organizar en esas fechas los actos conmemorativos. Aprovechar para que estas efemérides sean una oportunidad para construir propuestas para el gobierno nacional, principalmente, lideradas por nuestros parlamentarios, apoyados por los entes de cultura departamentales y municipales y directivos de festivales, para que sean propuestas de beneficios para la música, para el folclor, para los pueblos y territorios, para los niños y jóvenes, para tantos artistas que terminan sus carreras o “salen del mercado laboral” y quedan sin techo, sin pensiones, sin auxilios estatales, y mendigando salud.
Segundo, para prepararse con suma anticipación de manera que se organicen las conmemoraciones y sean acordes a la grandeza de nuestros juglares. Tercero, involucrar al Gobierno nacional, al Ministerio de Cultura, las entidades difusoras de radiotv, los festivales y las instituciones rectoras del turismo y la empresa privada para que asuman un rol significativo y así exaltar a cada juglar en la centuria de su natalicio.
Cuarto, que las organizaciones de artistas o Sayco, por ejemplo, sea una secretaría general permanente, o especie de veedor autorizado para hacerle seguimiento a las entidades nacionales y regionales que deben participar febrilmente en la organización de estas magnas fechas para el folclor y la música tradicional vallenata, de manera que se cumplan las programaciones de celebración, exaltación y consolidación de la memoria histórica sobre la vida y obra de estos maestros.
Entonces miremos, se vienen en lo que queda de la década del 2020 al 2030, varios natalicios de juglares que cumplirían un siglo de vida. No es justo que esos también vayan a pasar sin mostrar nuestros agradecimientos a estos grandes de la música tradicional vallenata.
Los medios de comunicación de la región Caribe juegan un papel importante e inconmensurable para que estas fechas sean grandes. Por favor, revisen esta idea y si lo consideran háganle eco para que se materialice.