En uno de los oráculos de Diario del Norte del día 16 de septiembre de 2021 hay una referencia llamativa y que requiere tranquilidad para su lectura e interpretación. Se intitula el oráculo: Que no se metan. Este título y las primeras líneas, al rompe, sin analizarlas, uyyy, impactan. Se refieren estas primeras líneas a “la injerencia de los políticos tradicionales en el proceso de elección de Consejos de Juventud”.
Así como es llamativa también es destacable en el sentido, que esos jóvenes rechazan las prácticas electorales viciosas y corruptas que se han dado ancestralmente en esta parte del departamento y en todo el Departamento: inclusión de dineros de dudosa procedencia, algunos, para pervertir y cometer fraude al sufragante.
En ese sentido, apoyamos el pronunciamiento del líder de los oráculos y la decisión de esos jóvenes porque consideramos que este proceso es la primera oportunidad para comenzar a limpiar la práctica política-electoral de esos delitos y detestables mecanismos para ganar ilegalmente poder.
Entonces, la correcta interpretación es que sean los jóvenes quienes lideren ésta práctica democrática para elegir sus representantes y se vinculen de manera directa a las diferentes instancias de gobierno y de poder territoriales. Aprecio que se evite la mala interpretación y no se admita que es éste oráculo una discriminación o exclusión de los líderes políticos en general, incluso los que hacen “buenas prácticas”. Estos si deben acompañar y asesorar honesta y transparentemente este proceso para elegir jóvenes.
Esta oportunidad político-electoral de los jóvenes yo la aplaudo, respaldo y seguiré motivando porque creo que eso moviliza conciencia ciudadana hacía el mejoramiento de la democracia y de la práctica político-electoral de nuestro país pero lo que más quiero es que se dé en mi municipio.
Traigo a colación este momento, elección de Consejo de Juventud, porque quienes hemos participado y hemos hecho observación rigurosa de la evolución política del Departamento y de nuestro municipio, podemos referirnos con certeza y claridad a esos cambios para muchos inobservables, intrascendentes e inanes. Pero quienes hemos tenido la política como un fin para el servicio social, más no como un medio para apropiar poder, le damos máxima importancia a esa transformación cultural en las acciones políticas que se están dando y ya denuncian los jóvenes del municipio de Albania, y esperamos que se consoliden en la práctica; y reclamamos que se asiente con firmeza en la conciencia, en el pensamiento y en la acción de los ciudadanos guajiros, la transformación político-electoral que extinga esa práctica ilegítima e imponga la práctica honesta y sin esguinces, basadas en fundamentos indisolubles como son la generación de competencias en quienes aspiren, y la generación de civismo y pulcritud en quienes eligen. Este precepto es un sueño, es el deber ser que perseguimos, o sea, que nos representen quienes tienen las habilidades, la formación, el conocimiento y valores sociales y personales, y que sean elegidos libremente, a conciencia, sin presiones o dádivas, sin mercadeo de votos. Esto último es dado por el político irresponsable y el ciudadano venal.
Por eso, lo que estamos viviendo, la organización de los jóvenes para la elección de esos Consejos de Juventud, es el nuevo punto de partida para hacer la política que hemos querido siempre: limpia y basada en propuestas programáticas.
Hoy los jóvenes, y hay que seguir en eso, están deseosos de informarse y de comunicar. Están deseosos de crear competencias administrativas, profesionales y políticas de las buenas, para participar con autoridad y autonomía, por su formación y conocimientos.
Antes, y esto es lo que más quiero resaltar, -la evolución del quehacer político-electoral-, cuando en un proceso político-electoral partidista (elecciones) involucraban jóvenes, esto se daba porque nos decía “vengan, súmense, atiendan directrices y actúen” y de esa manera, y eso creíamos, “ya hacíamos partes del proceso porque nos habían dicho, vengan, vengan”.
Hoy, después de muchos años, con el paso inexorable del tiempo, se han ido planteando cambios o más bien, se han ido identificando necesidades como la que los jóvenes, hombres y mujeres, y adultos inspiradores, tienen que participar activamente, con su inteligencia e identidad y su propia esencia en los procesos políticos que tengan que ver con la dinámica y desenvolvimiento de las comunidades; o sea, en todos los procesos democráticos que tienen injerencia y son sujetos de cambio en la sociedad.
Ahora, el llamado o la realidad socio-política es que los jóvenes y adultos inspiradores digan vamos, vamos, que jalonen e impulsen con sus competencias y con su energía procesos transformadores, de unión de voluntades, de libre pensamiento y respeto por las diferencias.
Solo así se va a dar el verdadero posicionamiento del nuevo orden social y político que se está gestando en nuestro país y ojalá, en nuestro departamento.