“Hoy en día soy orgullo de mi raza, me siento la voz de un pueblo y el alma se me agiganta cuando nacen mis recuerdos” ‘Mi tierra y mis canciones’. Adanies y Héctor Zuleta.
El 9 de febrero reciente pasado se cumplieron silenciosamente los primeros 42 años desde el día fatal cuando partió para siempre Adaníes Díaz Brito, un joven cantante que surgió como otros grandes del vallenato de las canteras de los colegios donde recibían educación para librar dignamente la batalla por la vida, en su caso en el glorioso Liceo Nacional Padilla, del mismo modo, así como algunos de sus colegas, salió del anonimato en un Festival del Dividivi que se realizó en Riohacha, cuando fue ganador del concurso de mejor cantante, y allí se encontraba como jurado precisamente Ismael Rudas Mieles, él lo escuchó, lo ayudó a elegir y quedó encantado por el estilo y la voz del ilustre lagunitero.
Sus primeros pininos en la discografía no fueron con ‘El pollo Isma’ sino con su primo Darío Díaz con quien grabó un disco de 45 Revoluciones por minuto con dos canciones ‘Sufrimiento de un indio’, con el respaldo de ‘Acordeón parrandero’, igualmente grabó un disco similar con Mariano Pérez con dos canciones, una de ellas titulada ‘Linda antioqueñita’, pero su consagración definitiva la logró al lado del epónimo hijo de ‘Caracolicito’ primero, y con Héctor Zuleta después.
Un análisis retrospectivo de su periplo discográfico nos permite recordar que con Ismael grabó su primera producción musical en 1977 la cual titularon ‘De competencia’ del cual se conocieron los éxitos ‘Mi orgullo’ de Diomedes Díaz, ‘El bochinche’ de Romualdo Brito y ‘Cállate corazón’ de Aquiles Lanao; Su segunda producción fue titulada ‘Violento’ que salió en el año 1978, en el mismo vinieron cuatro canciones que marcaron una época, ‘El borracho’, de la autoría de Dagoberto López, ‘Al calor de tu mirada’, de Gregorio Fuentes y ‘La niña Rosa’ de Ismael Rudas; la tercera y última producción de esa exitosa pareja musical fue ‘Como siempre’ que fue lanzada en 1979, fue igual que las anteriores antológica y de ella quedaron como recurrentes ‘Morena’ de ‘Rafa’ Manjarrez, ‘El cantor de los indios’ de Romualdo Brito y ‘Como siempre’, su autor Roberto Calderón, ‘Esta canción’ de Manuel Danto Torres y ‘Una carta’ de Óscar Cormane.
La precitada agrupación competía ya en las preferencias del público con los grandes del momento, ‘Poncho’, ‘Beto’, Diomedes, Jorge Oñate, El Binomio de Oro y Silvio Brito cuando sobrevino la separación musical. En ese mismo año el ‘Pollo Isma’ hizo la producción y colocó su acordeón para el álbum discográfico ‘El azote’ de Juan Piña, los créditos en su momento no se conocieron porque pertenecían a distintas disqueras. Algunas personas afirman que fue ese el detonante para poner fin a esa unión que parecía indisoluble y los triunfos cada vez eran mayores. Cada uno tomó su camino. Rudas se unió con Daniel Celedón, y así nació ‘El doble poder’ y Adanies se unió con el muchacho prodigio, el compositor, verseador, cajero, guacharaquero y acordeonero Héctor Zuleta.
Transcurría el año 1980 cuando Lenin Bueno Suárez acompañó a Adanies a Bogotá para ultimar los detalles de la producción musical que grabarían para la Disquera Philips Adanies y Mario Zuleta, y me contó el investigador y escritor Juan Celedón y me lo confirmó el doctor Edgar Ferrucho, uno de los mejores amigos de Adanies y de Lenin, que estando allá en presencia de Héctor le estaban explicando a Mario cuáles serían las condiciones de la grabación y cómo querían ultimar los detalles de las canciones, melodías y demás. Mario que no era fácil de tratar parecía dudoso, y en ese momento Héctor metió la cucharada, y dijo “Manito ellos lo que quieren es esto ve”, tomó el acordeón y le hizo una explicación con una digitación que de una vez cautivó a los presentes, en ese momento decidieron que el acordeonero ideal era Héctor y no su hermano. María, su hermana mayor que allí estaba, les aconsejó que mejor no fueran a hacer eso con el pelao, diciéndoles “Vean que ese muchacho es un loco”, pero la decisión estaba tomada, así por accidente pudo la humanidad disfrutar desde entonces tres producciones antológicas que no pasan de moda. Ellos dieron a conocer primero ‘Los sensacionales’ en 1980. Todas sus canciones pegaron pero fueron las más destacadas ‘El cobarde del pueblo’ de Mario Zuleta, ‘El torero’ de Fabio, ‘Estrella fugaz’ de Lenin ‘Remordimiento’ de Héctor y ‘Mi tierra y mis canciones’ de Adanies.
Todavía estaba pegada en la radio, los picó la parranda la primera producción cuando en 1981 dieron a conocer la segunda ‘Pico y espuela’, la canción que le dio el título de la autoría del Viejo Emiliano. En esta vinieron también varios éxitos como ‘Romance de San Andrés’ de Rita Fernández, ‘El aviso’ de Laudelino Fernández, ‘Problema tuyo’ de Óscar Cormane y ‘Volverás’ de Héctor, una de las canciones más ingeniosas de su autoría en la cual hizo una perfecta adaptación de la letra de desamor con asertos campechanos cuando dice “Tu novio está muy contento porque sabe que eres buena, pero va a pasar la pena cuando vuelvas a tu puesto, como tu te fuiste sola, sola tienes que volver, llorando lo voy a ver cuando vea que lo abandonas, quien se viste con lo ajeno lo desvisten en lo bueno, quien da pan a perro ajeno pierde el pan y pierde el perro”.
Finalmente grabaron y dieron a conocer su última producción ‘Nuevamente sensacionales’, tan buena como las anteriores, pero el esmero en la selección de los temas, los registros melódicos y renovados y briosos arpegios que Héctor le colocó a cada canción y la frescura del canto de Adanies que no bajó ni una línea sino que subió aún más su nivel nos hacen pensar que los dos estaban enterados que sería esa la cereza del postre, su despedida, lo último que dejarían para nunca morir, fue un álbum maravilloso en el cual incluyeron entre otros ‘Marianita’ de Juan Segundo Lagos, ‘Bendita duda’ de ‘Rafa’ Manjarrez, ‘Injusticia’ de Héctor, ‘Ya no eres mi amor’ de Fernando Dangond Castro, la ‘Campesinita’ de Fabio Zuleta y ‘El desquite’ de Héctor, que fue registrada a nombre de Carlos Rojas, después los dos se silenciaron porque la parca los visitó y se los llevó.
Pensamos que se tiene una deuda de gratitud con Adanies y Héctor, nunca han recibido el homenaje grande que con menos méritos se les han tributado ruidosos y costosos homenajes, ese es el problema en La Guajira, los homenajes inmerecidos son pan de cada día, y ninguno de sus hijos que por su inteligencia, por su talento, por sus obras sacan la cara por su tierra son bien vistos por sus conciudadanos, por el contrario, por física envidia los destruyen atribuyéndole a ellos los defectos que sus enemigos gratuitos tienen, eso pasa en la música, en la política y en muchos sectores, en el caso de Adanies la visibilización es además de imperdonable evidente. ¡Qué injusticia!