El dolor de cabeza o cefalea es un mal universal y la mayoría de las personas más de una vez hemos cursado con este tipo de cuadros dolorosos y molestos. La crisis se sitúa con molestia en la cabeza, el cuero cabelludo o el cuello. Las causas graves de los dolores de cabeza son raras. La mayoría de las personas con dolores de cabeza se pueden sentir mucho mejor haciendo cambios en su estilo de vida, aprendiendo formas de relajarse y, algunas veces, tomando brebajes caseros, ungüentos o pomadas, dormir y por último el uso medicamentos analgésicos.
Su elevada prevalencia y discapacidad implica un elevado coste económico por los fármacos y la asistencia del paciente, así como el derivado del absentismo y reducción del rendimiento laboral.
En salud, las cefaleas o dolores de cabeza son uno de los trastornos más comunes del sistema nervioso. Aproximadamente, la mitad de los adultos ha tenido cefalea durante el último año y es la sexta causa de incapacidad en el mundo. Aunque la mayoría de las cefaleas no revisten gravedad, sí que hay que acudir al médico cuando su inicio es brusco e intenso, se acompaña de síntomas neurológicos como la pérdida de la fuerza o alteración del lenguaje o hay fiebre.
Existen más de 150 tipos, pero a grandes rasgos, se pueden dividir en dos grandes categorías: las cefaleas primarias y las secundarias. Las primarias representan el 90% del total y son aquellas en las que el dolor de cabeza tiene unos criterios y características propias. Las secundarias son la consecuencia de otra enfermedad que cursa con cefalea y, generalmente, otros síntomas.
Aunque el dolor pulsátil se ubica en la bóveda craneana, “aclaro al lector que el cerebro nunca duele”, sino que el dolor se ubica en la membrana que lo envuelve, es decir las meninges, donde se ubican las terminaciones sensitivas del nervio trigémino.
Según un estudio de la Organización Mundial de la Saludla cefalea afecta aproximadamente a un 50% de la población adulta en el mundo. En el último año entre el 25-50% de los adultos de 18 a 65 años ha tenido cefalea y un 30% ha tenido migraña. La cefalea que se presenta 15 días o más cada mes afecta de un 1,7% a un 4% de la población adulta en el mundo. A pesar de las variaciones regionales, la cefalea es un problema que afecta a personas de todas las edades, razas, niveles de ingresos y zonas geográficas.
Aun cuando cabe admitir que la cefalea no es una enfermedad peligrosa en la gran mayoría de los casos, debe tomarse en serio, pues puede poner al médico en la pista de otra enfermedad grave. Ante una cefalea aguda, de poco tiempo de evolución, debemos tener el máximo cuidado, no estando indicado practicar la automedicación. En este caso, el farmacéutico debe recomendar al paciente que visite a su médico para que éste realice el diagnóstico y descarte todas las causas de cefaleas secundarias. En las cefaleas migrañosas, el dolor aparece por dilatación de la arteria temporal o sus ramas con edema periarteriolar y estimulación de las estructuras sensibles que rodean estas arterias.
Probablemente, en ninguna situación clínica sea tan importante realizar una anamnesis minuciosa y una exploración física detallada para poder orientar el diagnóstico de una cefalea o, al menos, dilucidar si se trata de una afección trivial o, por el contrario, el enfermo padece una enfermedad grave que precise ingreso en un centro hospitalario. Así las cosas, la sintomatología que acompaña al dolor puede ayudar en el diagnóstico de la enfermedad.
El caso de la migraña, esta es una cefalea especial, es una dolencia crónica en la que tiene gran importancia el seguimiento y tratamiento individualizado en cada paciente. La atención, compresión y explicación del caso puede aliviar notablemente al enfermo. Algunas veces la instauración de un régimen de vida y de alimentación adecuados es suficientemente útil como para no usar medicamentos.
El tratamiento farmacológico de la migraña tiene sentido cuando existen crisis con aura, crisis sin aura intensa, que aparecen más de dos veces al mes, crisis complejas o estados de mal migrañoso. Se desaconseja la utilización de analgésicos compuestos porque facilitan el desarrollo de la cefalea crónica diaria, que es un síndrome de difícil solución.
Ayudar al paciente a descubrir qué factores son los desencadenantes en cada caso es el primer paso para desarrollar una terapia eficaz. La ansiedad es uno de los factores más conocidos, por lo que las técnicas de relajación pueden tener aquí utilidad. La menstruación es un elemento desencadenante frecuente. El ayuno induce a menudo a la crisis, aunque la glucemia sea normal. Variaciones en el horario o en la duración (por exceso o por defecto) del sueño pueden desencadenar los ataques.
Entre los alimentos, los más citados son los quesos, embutidos, chocolates, café, zumos de frutas procesados, alcohol, helados y todos los productos azucarados. También parecen estar relacionados, por su contenido de nitritos/nitratos (cefalea de la hamburguesa) y el glutamato sódico, algunas salsas chinas (síndrome del restaurante chino). Por tanto, dado que hasta un 70% de los pacientes reconocen algún factor desencadenante o agravante, es fundamental descubrir éstos y evitarlos en lo posible. Elementos físicos como cambios de temperatura ambiental de frio a calor o viceversa, cambios de luz de estar en la luz e ingresar a lugares oscuros o viceversa.
Los dolores de cabeza de rebote, dolores de cabeza que continúan reapareciendo. Pueden ocurrir a raíz del consumo excesivo de analgésicos para otros dolores de cabeza como migraña o dolores de cabeza tensionales. Por esta razón, también se pueden llamar dolores de cabeza por el consumo excesivo de medicinas. La gente que toma analgésicos más de 3 días a la semana de manera regular puede desarrollar este tipo de dolor de cabeza.