La celebración de las fiestas patronales en la capital de La Guajira se mueven entre la política, la moda y la fe , este año electoral la festividad se intensifica, los y las candidatas invitan a sus espacios sociales (de gran jolgorio) y son los lanzamientos “oficiales” de campaña.
Muchos de los nativos que viven por fuera (incluso de Colombia) se dan cita en el parque padilla al ritmo de grandes saludos y abrazos de reencuentro entre paisanos; al tiempo que muchas personas transitan los pasillos de la catedral, sin duda, es la fiesta católica más representativa, una especie de radiografía social donde se pueden observar actitudes, moda, costumbres, encuentros y estrategias políticas.
En este sentido, se hace importante hablar del 2 de febrero como una fecha que integra diferentes aspectos (religiosos, políticos y culturales) de gran impacto en la dinámica social del Distrito. El 2 de febrero es un día “riohacherísimo” en el que las fuerzas masculinas se sienten honradas de llevar a la virgen en hombros como el boleto seguro a la bendición y los tacones más espléndidos se dan cita para recorrer los senderos de la catedral y sus alrededores.
Como año electoral que es, aparte de la programación religiosa, hay diferentes eventos sociales convocados por quienes aspiran a la gobernación, alcaldía, asamblea y/o concejo, para conquistar votos y garantizar su objetivo electoral, hasta ahí todo bien, sin embargo, lo que necesita y pide la ciudadanía es que quienes lleguen al poder vivan, amen y respeten a La Guajira, trabajen por ella y no olviden las necesidades estructurales que la afectan, porque nuestro territorio como cabeza del país merece reinventarse y avanzar.
Por ello afirmo que sería inspirador que nos engalanáramos diariamente por medio de nuestras acciones para rescatar la tierra que por tantos años ha sido mal administrada, que ha tenido todo para ser la región más próspera de Colombia, pero que lamentablemente registra profundas problemáticas, por ello, toda esta celebración debe trascender del ropaje de lino fino a la activación de la voluntad política y la ética social para lograr soluciones a las realidades adversas.
Toda la sociedad guajira (sin exclusión de ninguna índole) necesita activar procesos que generen transformaciones sociales para la dama de Colombia, sin embargo, envío un mensaje especial a las mujeres de nuestra tierra para que seamos siempre seres de luz y gestoras de transformación con el liderazgo propio del universo femenino que históricamente ha logrado cambiar historias desde la resiliencia, creatividad y valentía. No en vano somos las Polas, las Vieja Mello, las hermanas Mirabal y muchas más que marcan en la historia social, religiosa o política, un referente de lucha y poder innato en las mujeres.
Y cierro esta reflexión, afirmando que ojalá todos los días sean fechas para celebrar la equidad e igualdad de derechos, es decir, que mientras se celebre por una parte como se hace el 2 de febrero, por otro lado, no se padezca la miseria obtenida como herencia de la desigualdad social y la “normalizada” corrupción. Bendito 2 de febrero y lo que despliega en la tierra que me vio nacer, Riohacha, La Guajira.