La fiebre amarilla ha regresado con fuerza a Colombia, dejando un saldo de 37 fallecidos y 82 casos confirmados desde septiembre de 2024. El departamento del Tolima se ha convertido en el principal foco del brote, con 64 casos y 24 decesos, lo que llevó al Gobierno Nacional a declarar una emergencia sanitaria y económica a mediados de abril.
La enfermedad, transmitida por mosquitos infectados de los géneros Aedes y Haemagogus, ha mostrado un comportamiento inusual, alcanzando regiones geográficas donde históricamente no se reportaba. Las autoridades sanitarias atribuyen esta expansión a factores como el cambio climático, la deforestación y la urbanización acelerada, que han favorecido la propagación de los vectores.
En respuesta, el Ministerio de Salud implementó una campaña masiva de vacunación que ya ha alcanzado a más de 54.000 personas, especialmente en zonas rurales y de difícil acceso. Se han desplegado brigadas médicas móviles y puntos de atención en comunidades priorizadas, con el objetivo de frenar la expansión del virus antes de que llegue a centros urbanos.
Además de Tolima, se han registrado casos en Putumayo, Caquetá, Nariño, Huila, Meta, Vaupés, Caldas y Guaviare, donde también se intensifican las acciones de vigilancia y prevención. En total, los fallecimientos se han reportado en ocho departamentos, siendo Tolima el más afectado.
Ante la magnitud del brote, varios países han actualizado sus requisitos de ingreso, exigiendo el certificado internacional de vacunación contra la fiebre amarilla a viajeros provenientes de Colombia. Entre ellos se encuentran Estados Unidos, España, Francia, Sudáfrica y Australia.
La vacuna contra la fiebre amarilla, según la OMS, es altamente eficaz: una sola dosis brinda protección de por vida en el 99% de los casos. En Colombia, está disponible de forma gratuita en los centros de salud públicos.
Las autoridades recuerdan que, además de la vacunación, es fundamental aplicar medidas preventivas como el uso de repelentes, ropa protectora y la eliminación de criaderos de mosquitos en entornos domésticos y comunitarios.
Con este brote, Colombia se suma a la lista de países latinoamericanos, junto a Brasil y Perú, que enfrentan un resurgimiento preocupante de esta enfermedad viral hemorrágica. La alerta internacional se mantiene activa ante el riesgo de propagación a nuevas regiones del continente.