La esperanza de vida está en constante crecimiento, con países como Colombia alcanzando los 77 años y otros como Japón superando los 81. Además, los avances biotecnológicos apuntan a una longevidad que podría superar los 100 años. Sin embargo, este incremento en la expectativa de vida se enfrenta a un fenómeno opuesto: la caída en la tasa de natalidad.
De acuerdo con Naciones Unidas, para 2023, la tasa de fecundidad global se redujo a entre 2,1 y 2,2 hijos por mujer, situándose por debajo de la tasa de reemplazo poblacional, necesaria para mantener la estabilidad demográfica a largo plazo.
Corea del Sur lidera con la tasa de natalidad más baja del mundo, mientras que potencias como China, Estados Unidos, Rusia y Japón también registran descensos significativos en los nacimientos.
Colombia no es ajena a esta tendencia. Según el Dane, en 2023 se observó una disminución del 10,2% en los nacimientos, la mayor en una década. Esta baja natalidad, junto con el envejecimiento de la población, ha obligado a la ONU a reajustar sus proyecciones demográficas.
Ante este desafío, varios gobiernos han implementado políticas para fomentar la natalidad. Moscú ha restringido el aborto, Japón ofrece subsidios para el cuidado infantil y China otorga incentivos financieros a los padres.
Corea del Sur, que ha declarado una «emergencia nacional» por la baja natalidad, ha desplegado ayudas financieras, subvenciones para tratamientos de fertilidad y beneficios como taxis gratis para las familias con hijos.
En Colombia, se han tomado medidas como el reconocimiento de licencias paternales y la reducción de la edad de jubilación para mujeres con más hijos, en un esfuerzo por contrarrestar los efectos de este fenómeno global.