Un brutal ataque conmocionó la localidad de Villach, Austria, cuando un hombre armado con un cuchillo asesinó a un niño de 14 años e hirió a otras cinco personas antes de ser detenido. El atacante, un ciudadano sirio de 23 años con permiso de residencia en Austria, fue interceptado por la policía tras ser atropellado por un repartidor de comida, lo que impidió que continuara con la agresión.
El ministro del Interior, Gerhard Karner, calificó el hecho como un «atentado islamista», señalando que el agresor se había radicalizado rápidamente a través de internet y tenía vínculos con el grupo yihadista Estado Islámico (EI), aunque no contaba con antecedentes policiales. La policía informó que, al momento de su captura, el atacante pronunció un juramento de lealtad al EI y que su comportamiento sugirió que buscaba ser abatido por los agentes. Actualmente, está siendo investigado por asesinato e intento de asesinato.
El ataque ha reavivado el debate sobre seguridad y migración en Austria. El gobierno anunció la implementación de controles masivos entre grupos específicos, incluyendo solicitantes de asilo de Siria y Afganistán. Karner también mencionó la necesidad de endurecer las leyes migratorias y facilitar la deportación de individuos considerados peligrosos.
La comunidad islámica de Austria (IGGÖ) condenó el atentado, asegurando que «está en total contradicción con los valores de la fe musulmana». Desde la Iglesia católica, el obispado de Carintia advirtió sobre el riesgo de «juicios indiscriminados» que pueden alimentar la xenofobia.
El hecho también ha tenido repercusiones políticas. Herbert Kickl, líder del partido ultranacionalista FPÖ, responsabilizó del ataque a las políticas de migración y asilo del país, exigiendo que Austria se convierta en una «fortaleza» con una política de inmigración más estricta. Mientras tanto, el Partido Popular (ÖVP) y el Partido Socialdemócrata (SPÖ) continúan negociaciones para la formación de un nuevo gobierno tras el fracaso de sus conversaciones con la extrema derecha.
El atentado ha dejado una profunda huella en Austria, donde el debate sobre la seguridad y la integración de refugiados se intensifica mientras las autoridades avanzan en la investigación para esclarecer todos los detalles del ataque.