Aún no alcanzamos a entender que cada vez que el Gobierno nacional lanza un proyecto especial de agua para La Guajira, de inmediato se asoma el fantasma de la corrupción y pulula la desidia que al final convierte al plan en obras inconclusas, y para ser especifico, me refiero al ruido nacional que en los últimos días ha generado la llegada de los 40 carrotanques para transportar agua que comenzaron a surtir del preciado líquido a las comunidades más necesitadas de la Alta Guajira, proyecto del presidente Gustavo Petro que hasta el momento ha dejado un tufillo de corrupción.
Todo indica que lo que se ha dicho a nivel nacional no deja de calificarse como un simple macartismo periodístico que muchos comienzan como un presagio noticioso y al final se convierte en realidad, todo bajo la premisa que los medios nacionales nos ponen en la mala, en calidad de cortina de humo para tapar los casos de corrupción que se presentan al interior del país.
Señores qué está pasando. En el primer Gobierno de Álvaro Uribe se inició la represa del Ranchería y hoy podemos decir que califica para convertirse en elefante blanco; en el Gobierno de Juan Manuel Santos los tales pozos de agua fueron al final un fiasco, tanto que los acuíferos salieron secos y hasta agua transportada en carrotanques le echaron para hacer creer que sí funcionaban, y… donde me dejan en el gobierno de Iván Duque con su programa ‘Guajira azul’ que literalmente quedamos verdes y con verdines, y ahora con Gustavo Petro, el solo ‘estartazo’ de los 40 carrotanques para transportar el agua, ha comenzado a expulsar humo gris y cada día se oscurece más.
Honestamente no sé qué está pasando con nuestro Departamento que todo proyecto de agua que lanza el Gobierno nacional, nos pone en la mala, a excepción de la empresa departamental de servicios públicos domiciliarios de acueducto, alcantarillado y aseo de La Guajira, Esepgua, que, sin temor a equivocarnos, es el único proyecto de agua que ha dado resultado, no sé si es porque ha sido una empresa creada por el Gobierno departamental, o, es por la gerencia a cargo de Andreina García que ha dado resultado.
Lo que le está pasando a La Guajira nos ha conducido a dejar a un lado el tema político nacional y pensar en los supersticioso, simplemente porque no existe una explicación científica, jurídica y hasta periodística para que todo proyecto de solución de agua que implementa el Gobierno nacional comienza con ruido, tanto que obliga al gobernante a echar a un lado el proyecto, y al final los jodidos somos quienes aquí vivimos, mientras que los del interior del país, tienen todos sus servicios sin falla y mucho más económico ¿Será que al Departamento hay que santiguarlo? Creo que seguimos siendo el patito feo de los poderes concentrados en la capital del país.