A los nueve días hoy, del vil homicidio del empresario y cantautor Jaime Molina, a manos de un delincuente que se movilizaba en motocicleta, para despojarlo de una cadena, es asesinado Rafael Acosta Medina hermano del concejal Iler Acosta, cuando intentaba evitar que le hurtaran la motocicleta a su hija.
Los delincuentes de este hecho de violencia se movilizaban en una motocicleta, quienes luego de disparar contra la humanidad de Rafael Acosta huyen con rumbo desconocido.
La situación dice a las claras que, a pesar de los anuncios del alcalde, Genaro Redondo, de garantizar la seguridad ciudadana, los delincuentes mantienen el control en la ciudad.
Esas personas dedicadas al hampa se transportan armadas en motocicletas con la sola intención de atracar y asesinar a quien se resista, pero también a quien entregue sus pertenencias.
Los delincuentes siguen al acecho, haciendo de las suyas en una ciudad que intenta promover el turismo como un renglón importante de su economía.
La comunidad sigue atemorizada, sin saber a quién acudir ni como exigir la protección de quienes deben garantizar la seguridad ciudadana.
Los hechos reflejan la poca operatividad de la Policía, el Ejército y la Fiscalía para capturar a los delincuentes, y para ejercer el debido control al uso de la motocicleta como medio de transporte en la ciudad.
Las cifras son las que hablan y durante los meses de enero y febrero 22 personas fueron asesinadas en zona urbana y rural del Distrito, lo que indica que los delincuentes no se detienen.
Es urgente que la administración de Riohacha recupere el control territorial, y que la primera autoridad exija los resultados al Comando de Policía para evitar que sigan asesinando a personas de bien.
La comunidad vive en medio del miedo, rodeada de delincuentes quienes transitan armados con el objetivo de extorsionar, atracar y asesinar.