Los graves hechos ocurridos en el Hard Rock de Miami y el posterior encarcelamiento del zar del fútbol en Colombia, Ramón Jesurún, quien junto a su hijo Ramón Jamil de 43 años, fueron acusados de agredir a un oficial de seguridad, que impidió que bajara a cumplir sus compromisos en la gramilla para recibir el trofeo que los acreditaba como segundo de la Copa América, parecen el presagio del arribo de una tormenta con tiempos aciagos para el fútbol de nuestro país.
Ramón, padre, y Ramón Jamil, hijo, pagaron una millonaria suma de dinero como fianza para lograr la libertad temporal, mientras se les cita a juicio a fin de responder por tres cargos de agresión a un oficial de seguridad.
Lo más seguro es que padre e hijo perderán temporalmente su visado. De producirse este hecho, comenzará el vendaval que azotará al fútbol colombiano. El presidente de la FCF, Ramón Jesurún goza de amplio afecto entre sus compatriotas, pero también tiene enemigos que anhelan su caída, para intentar montarse en el cargo.
Hace unos años, a Jesurún le tocó sortear una de las peores tormentas de su vida: El caso de la boletería. Eso aún algunos dirigentes deportivos lo tienen guardado para sacarlo en el momento más propicio.
De producirse la suspensión de su vi sado a los Estados Unidos, y tener un fallo adverso, Ramón Jesurún, tendrá que dimitir a la presidencia de la FCF. De eso no hay dudas.
La FCF tiene varios trofeos en disputa, uno de ellos, el voluminoso poder que encierra el manejo de este deporte en Colombia. Otro de los tesoros, será despojar a Barranquilla como Casa de la Selección, o al menos rotar los partidos que restan de las eliminatorias.
En las últimas convocatorias se ha notado que los técnicos de turno, han contado con las garantías para que armen el equipo de forma seria y objetiva, van los mejores.
Se sabe que al interior de la FCF existen dirigentes que intentan montar jugadores, hacer alineaciones e incidir en las convocatorias, para fortalecer a determinados deportistas a fin de promocionarlos y luego llevarlos al fútbol internacional.
La noche del lunes, parte de la selección llegó a Bogotá para mostrar el trofeo de subcampeones. Nadie le organizó recibimiento ni siquiera la Presidencia de la República, que había declarado con antelación el día cívico.
Nadie se imaginó que luego de un brillante papel en la Copa América, a la Selección Colombia no le organizaran un buen recibimiento. A James, Mojica y Lerma, los pocos jugadores que llegaron en la noche del lunes, fueron recibidos por el personal operativo del aeropuerto El Dorado. ¡Se acabó el hechizo!