La adquisición de una planta de residuos sólidos viene planteando el alcalde Genaro Redondo Choles, para mitigar el impacto ambiental que genera la disposición final de las basuras en la ciudad de Riohacha.
Para ello el mandatario ha adelantado una serie de gestiones para lograr que la capital cuente con esa planta, en una ciudad que está manejando 160 toneladas de basuras diarias.
La función de la planta es diferenciar los tipos de residuos sólidos, limitando la cantidad de material enviados al vertedero y obtener mayores cantidades de materias primas recuperadas, listas para su reventa o reutilización.
Una de las principales ventajas de las plantas de tratamiento de desechos orgánicos es su capacidad para realizar una descomposición controlada de los residuos, así lo indica la corporación San Francisco.
Mediante ese proceso se logra descomponer los desechos de manera eficiente y segura, evitando así la liberación de gases de efecto invernadero como el metano. Esto no solo ayuda a reducir el impacto ambiental, sino que también contribuye a la mitigación del cambio climático.
Además durante el proceso de descomposición de los residuos, se genera biogás, el cual puede ser capturado y utilizado como fuente de energía. Este biogás se puede convertir en electricidad y calor, abasteciendo tanto a la propia planta como a comunidades cercanas. De esta manera, se aprovecha un recurso valioso y se reduce la dependencia de fuentes de energía no renovables.
Esas son algunas de las razones por lo que sería fundamental que la capital de La Guajira pueda contar con una planta de residuos sólidos, y se esperaría que el mandatario logré concretar esa iniciativa que es de un alto valor para la comunidad.
De acuerdo con el Conpes 3874 de 2016 se estima que, para el año 2030 en Colombia habrá una generación de residuos sólidos de 18.74 millones de toneladas anuales, cifra que en el 2014 era de 13.8 millones de toneladas anuales, es decir, se estima un incremento en la producción de residuos sólidos de 13,4% per cápita situación que conlleva a pensar en un esquema de gestión de residuos sólidos para minimizar los efectos adversos que ocasionan la disposición final de los mismos.
En Colombia existe un modelo lineal para la producción y consumo, que conlleva a una continua demanda de suelos usados como rellenos sanitarios; sitios de disposición final de los residuos sólidos. La insostenibilidad del modelo de producción lineal se hace evidente no solo al final de la vida útil del producto cuando este debe ser desechado, sino también en la cantidad de residuos que genera la producción de este.