Cada vez que llega la temporada política en nuestro país, no deja de ser para los periodistas del Departamento, y especialmente los que trabajamos en Diario del Norte y Sistema Cardenal, un dolor de cabeza, debido a las presiones que ejercen funcionarios, dirigentes políticos y algunos súbditos de las campañas.
Las imposiciones que ejercen los políticos, ponen en riesgo nuestro derecho fundamental y nos llevan al extremo de constreñir nuestra libertad de expresión y la libertad de informar.
Llama poderosamente la atención el aumento de amenazas a periodistas y líderes sociales de La Guajira, hecho delincuencial que coinciden con el proceso de elecciones regionales que se realizarán en el país el próximo 27 de octubre, para elegir nuevos gobernadores, alcaldes, diputados, concejales y Juntas Administradoras Locales. En esta oportunidad vienen siendo amenazados nuestros periodistas en Uribia, Manaure y Barrancas, y de paso el director general de Diario del Norte y el Sistema Cardenal, este último quien viene siendo amenazado desde hace dos campañas electorales, recibiendo una de las tantas llamadas amenazante que decía: “al director hay que ponerle la corona”, entendiéndose que se trata de la corona de flores en la lápida.
El periodismo del interior del país nos critica que los periodistas en La Guajira estamos arrodillados a la corrupción de nuestro Departamento, que estamos vendidos al mejor postor o que simplemente somos unos cobardes. Pues nuestra repuesta, mis estimados colegas ‘cachacos’, que en las ciudades grandes nadie sabe dónde vive o reside el periodista que critica o denuncia, en cambio en La Guajira, todo el mundo sabe dónde vive el periodista, los delincuentes al servicio de los políticos saben quiénes son los periodistas y dónde están sus familiares, y conocen las actividades que realizan a diario.
Para nadie es un secreto que los periodistas estamos constantemente sometidos a múltiples riesgos, especialmente en temporada política considerada por nosotros como la más peligrosa, debido a que recibimos presiones de mucha parte.
Además, los políticos y los delincuentes al servicio de los políticos nos constriñen tanto que nos llevan al extremo de autocensurar lo que debemos informar, lo que se nos hace muy difícil ser totalmente independiente.
La otra censura la ejercen los funcionarios, quienes tienen a sus manos la pauta oficial que de criticarle a su candidato o su gestión, de un solo plumazo nos quita la publicidad, siendo la única fuente de ingreso que hay en La Guajira para poder mantener el medio, debido a que es muy difícil conseguir publicidad del sector privado por la misma situación crítica y económica por la que atraviesa el Departamento.
Desafortunadamente nos toca cabalgar en el lomo del mal, y muchos de nuestros colegas andamos como Dios quiera y con la protección del redentor, pero en medio de todo, firmes con nuestro miedo y con nuestro temores, pero luchando contra la Ley del silencio.