La decisión de la empresa Enel de suspender de manera indefinida tres proyectos de energía eólica como Windpeshi, Tumawind y Chemeski, a lo que se suma otros cuatro suspendidos con retrasos, dan cuenta de los desafíos que deben enfrentar las empresas para su montaje en territorio habitado por comunidades indígenas.
De los 16 proyectos de energía eólica proyectados para el departamento de La Guajira, solo se ha inaugurado Guajira 1 que responde a una generación equivalente a 20 megavatios, lo que es igual al consumo de 33.295 familias y en donde se invirtieron $ 75.000 millones.
Hoy se alerta que los proyectos se están relocalizando en otras regiones del país, por las dificultades con el proceso de consulta previa con las comunidades dueñas de territorio, y la falta de interlocución del Gobierno nacional con la institucionalidad del departamento.
Sin embargo, como bien lo plantean los investigadores César Arismendi y Manuel Sierra Deluque, las bondades de La Guajira permanecen como es la fuerza de sus vientos y el sol, razón por la cual es necesario plantear algunas medidas como la interlocución que debe existir entre el Gobierno nacional y la institucionalidad de La Guajira para superar esos obstáculos que impiden de alguna manera que las empresas puedan avanzar con sus proyectos.
Es importante entonces, que el gobernador de La Guajira, Jairo Aguilar Deluque, siga insistiendo al Gobierno nacional en que se mire con otros ojos lo que está pasando en el departamento con los proyectos de energía eólica para encontrar soluciones de la mano de las comunidades, quienes aspiran a convertirse en socios.
En el portal Energía Estratégica, se indica que expertos del sector advirtieron que grandes proyectos de alrededor de 85 a 100 MW se relocalizaron en otras regiones del país como Huila, Orinoquía y zonas cercanas a Barranquilla y Cartagena, razón por la cual proponen que ante esa tendencia urgen medidas para superar los desafíos de permisos para aprovechar el recurso eólico y solar en La Guajira.
Se precisa en la nota de Gabriela Francovigh, que se debe agilizar el proceso de consulta previa como un reto que deben superar los actores políticos y privados a la hora de montar proyectos renovables, sobre todo en zonas estratégicas como La Guajira, donde habitan comunidades indígenas.
La Guajira debe aprender de los errores, pero debe avanzar en la búsqueda de soluciones, porque de lo contrario a pesar de las bondades que ofrece el territorio, las empresas se cansarán puesto que todo gira alrededor de la rentabilidad que ofrecen los proyectos.