Nada bien le hace a La Guajira la guerra sucia entre las diferentes campañas a la Gobernación, cuando la comunidad lo que requiere es que se conozcan los programas de gobierno que representan cada uno de los candidatos, como un primer insumo para poder votar de manera consciente en las elecciones regionales del próximo 27 de octubre.
Los ataques viscerales e irrespetuosos que atentan contra la dignidad de las personas, no pueden tener cabida en este proceso cuando son seis los candidatos que han puesto su nombre a consideración de la comunidad, y quienes cada día deben cumplir jornadas agotadoras de trabajo en busca del apoyo que debe traducirse en votos.
La Guajira necesita un respiro y quien más que los simpatizantes de las campañas para que empiecen a generar un clima de tranquilidad, en procura de lograr un proceso donde se respete la diferencia, con el único propósito de que cada quien vote por el candidato de su preferencia.
Si bien, detrás de los candidatos como Delay Magdaniel, Nemesio Roys Garzón y Jorge Eduardo Pérez Smith, existe el apoyo de reconocidas casas y líderes políticos con cuestionamientos que por todos es sabido, investigan los entes de control, mal podría pensarse que ellos deben cargar con culpas ajenas.
Lo que si se debe exigir a cada uno de quienes inscribieron sus nombres ante las autoridades electorales, es que actúen con responsabilidad frente a sus aspiraciones, es decir, que no exista ninguna sombra de inhabilidad que empañe la candidatura, puesto que después de cuatro años de ingobernabilidad no sería justo para La Guajira verse inmerso en otro escándalo porque simplemente no se actuó con la verdad.
Es hora de conocer los programas de gobierno, de los foros abiertos y de los encuentros con los gremios y comunidades, esa es la esencia de las campañas, no vale la pena perder tanto tiempo en las ofensas, cuando hay mucho por trabajar en estos tres meses.
Este proceso electoral es otra oportunidad que se tiene para que todos los guajiros que pueden ejercer el sagrado derecho al voto, tomen una decisión consciente y consecuente con la situación que se vive en el Departamento por la crisis institucional, económica y social, con la esperanza de ese cambio que todos esperan en procura de una mejor calidad de vida.