El gobernador electo de La Guajira, Jairo Aguilar Deluque, quien asume el cargo el próximo primero de enero de 2024, se encuentra en la difícil tarea de armar su equipo de Gobierno con profesionales que lo acompañarán a construir un mejor Departamento donde su gente goce de calidad de vida que dependerá de resolver problemas que se mantienen en el tiempo como la falta de agua potable.
El equipo de Gobierno debe responder a la manera como el mandatario está visionando el Departamento y a las metas propuestas en el Plan de Desarrollo, es decir no debe pegarse a los intereses particulares de los grupos políticos que lo apoyaron en su campaña electoral.
Por el bienestar del Departamento se le debe dejar en plena libertad para que escoja a los mejores hijos de La Guajira, independientemente de los compromisos políticos esa sería la mejor contribución al nuevo mandatario que debe responder con creces las expectativas de toda una comunidad que sigue confiando en su palabra.
Es tiempo que los líderes políticos asuman una posición propositiva con el territorio, y le brinden libertad al mandatario para que desde su conocimiento logre armar un equipo que responda a los intereses del Departamento.
No todos los protegidos reúnen las características y calidades del gabinete que está intentando el mandatario armar, y es allí donde debe primar su plena independencia para que logre el propósito de engranar el equipo de servicio a la comunidad.
Los nuevos inquilinos del palacio de la marina deben demostrar con creces resultados de la gestión a un corto y mediano plazo, porque es hora de acabar con la premisa que las obras que se ejecutan no se entregan en el tiempo estipulado en los contratos.
El gobernador electo tiene la palabra, y a ella debe hacerla honor lo que deberá demostrar con el equipo de Gobierno que logre conformar para presentarlo una vez tome posesión del cargo para definir la hoja de ruta de estos cuatro años de gestión de Gobierno.
No hay duda de la formación académica, experiencia y honestidad del mandatario como tampoco de las esperanzas de los guajiros que confían en su criterio para administrar y gobernar, y salirle al quite a la desidia que sigue enquistada en la Administración departamental.