Los efectos colaterales del ‘olmedazo’ están posados sobre las espaldas sedientas de Uribia, un territorio desértico, considerada la zona más septentrional de Suramérica, pero a su vez la entrada a esta parte del continente. Es uno de los municipios más extensos de este país con más de 8 mil kilómetros cuadrados de extensión, 198 mil habitantes, en su mayoría de la étnia wayuú. Es quizás la región que más problemática social encierra en este país.
Dicen quienes recorren a diario el extenso desierto de Uribia, que en cada rincón se siente el barritar de las manadas de ‘elefantes’ blancos que se han levantado bajo el pretexto de darle solución a los problemas de agua potable, salud y educación a los pobladores. La mayoría por no decir todos, se encuentra convertido en ruina. Al menos eso esconden los informes de los investigadores de la Contraloría, Fiscalía y Procuraduría, que viene a indagar sobre la andanada de denuncias que se elevan ante las ‘ías’, pero la mayoría quedan sepultadas en los cuartos de san alejo de cada entidad.
Es fácil encontrar en cualquier lugar de Uribia y otros municipios, obras con duplicidad, como ocurre en Puerto Estrella, en donde Esepgua se apresta a poner en servicio una planta potabilizadora de agua con capacidad para abastecer a toda la comunidad de esta pequeña comunidad ubicada en orillas del Caribe. Pero también, la Ungrd tiene un proyecto idéntico al que va a entregar el departamento.
Lo paradójico, que, a pocos metros funciona una planta de agua que estuvo paralizada por varias semanas porque no tenía elementos químicos para tratar el preciado líquido. Lo triste es que la planta funciona porque dos operarios colaboraban sin recibir un solo salario. Eso significa que, en un solo pueblo de pocos habitantes, ‘tres elefantes’ se yerguen por falta de planeación.
En Buenos Aires, un corregimiento que se encuentra en la vía Bahía Honda – Nazaret, se descubrió, según investigación adelantada por Semana, que el 10 de agosto de 2021 la Empresa de Servicios Públicos de Uribia, firmó con el Consorcio Buenos Aires 2021 el contrato para la construcción de una planta de tratamiento de agua potable que beneficiaría a más de cinco mil personas. Su representante legal es Álvaro Adolfo Bustamante Castillo.
Para ejecutar el proyecto se destinaron 7.598.653.040 pesos, para ser ejecutado en 10 meses, durante la administración del alcalde Bonifacio Henríquez Palmar. Tres años después, la obra es un monumento a la corrupción.
La atomización y desaparición fantasmal de los dineros han convertido a La Guajira en parque natural de ‘elefantes blancos’ que barritan en cada lugar, tal como ocurre con la represa El cercado, que almacena 198 millones de metros cúbicos de agua, mientras la población muere de sed. Tenemos 12 ríos que todo el año vierten sus aguas cristalinas al mar Caribe.
También existen miles de millones de pesos, extraviados en bolsillos ajenos, ante la mirada cómplice de las famosas ‘ìas’. Dios los perdone.