Los días siguen pasando y las autoridades no entregan aún ninguna información sobre el vil asesinato de Jaime Molina, un joven a quien le arrebataron la vida dejando un enorme vacío en su familia y amigos.
Es muy difícil comprender cómo de un momento a otro se asesina a una persona que, como Jaime, atesoraba la vida que pregonaba con su canto y guitarra en cada espacio que compartía en una ciudad que era suya.
La muerte es un estado que se comprende cuando se logran recorrer todas esas etapas de crecimiento, es decir llegar a la vejez al lado de quienes siempre te han acompañado para en un abrazo dejarte ir al más allá.
A Jaime, le arrebataron esa posibilidad, una persona silenció su canto y le truncó tantas metas que ya empezaba a cumplir, como llevar de la mano el crecimiento de su pequeño hijo quien afortunadamente gozó de su amor y compañía, así como recorrer el camino al lado de sus grandes amores y amigos especiales que siguen llorando su ausencia.
El asesinato de Jaime Molina se suma a otros que siguen en la impunidad, porque simplemente las autoridades poco avanzan en las investigaciones mientras los familiares y amigos intentan sobreponerse a la ausencia física de ese ser amado.
El canto, el saludo y el abrazo de Jaime y de todas esas personas que han dedicado su vida a vivir de manera tranquila sin hacer daño, es hoy un recuerdo que duele por la forma en que les fue arrebatada esa existencia terrenal.
Este lunes 15 de julio, se está convocando a un plantón pacifico clamando justicia por Jaime Molina, desde las tres y media de la tarde en el muelle de Riohacha, para nuevamente solicitarle a las autoridades la captura de la persona que lo asesinó.
El llamado entonces para las autoridades para que no entierren en sus escritorios estos hechos de violencia, y en un acto de reconciliación sigan dispuestos a resolver estos casos que de seguir en la impunidad en nada ayuda a las familias que continúan llorando la ausencia de esos seres a quienes ya no pueden abrazar.
Las manos asesinas no deben seguir causando tristezas en los papás y las mamás que cada día elevan una oración al Todopoderoso para que le cuide a sus seres queridos y regresen a casa sanos y salvos porque es a lo único que se aferran en un país tan violento como Colombia.